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LA PAUTA QUE CONECTA

(por Matías Mengual)

Matías Mengual


 

            No había nada, hubo un Big Bang, y ahora estamos todos aquí. Esta es la cuestión.

 

         Al filósofo Ken Wilber le parece extraño que algo ocurra en absoluto, es decir, de por sí, separadamente de cualquier otra circunstancia. En cuanto a la punzante pregunta de Schelling sobre tan Gran Explosión “¿Por qué hay algo y no, más bien, nada?”, dice que las respuestas de muchos pensadores fueron ¡Uy! y ¡No preguntes!

 

          Para Wilber, el universo no es lo que parece, simplemente ocurre, simplemente es. Y nos habla de holones, totalidades que son parte de otras totalidades: Átomos completos son parte de moléculas; moléculas completas son parte de células; células completas son parte de organismos, y así sucesivamente. Cada totalidad es simultáneamente una parte de algo mayor, es una totalidad/parte, un holón. El término holón se refiere a aquello que, siendo algo completo en un contexto es simultáneamente una parte constitutiva en otro contexto superior. También es verdad que hay totalidades que no llegan a ser holones al estar desconectadas, por ejemplo, un párrafo intrascendente y, por ende, absolutamente prescindible puesto que no aporta nada sustancial al libro que lo contiene.

 

          De la misma manera que se compone un libro, la realidad podría estar compuesta de procesos y no de cosas, pero todos los procesos son procesos dentro de otros procesos, o sea que, en primer lugar y principalmente, todo son holones. Tal vez por eso, Immanuel Kant diría aquello de “La materia parece pasiva y sin forma o disposición particular, incluso en su estado más simple tiene el impulso de presentarse a sí misma bajo formas constitutivas más perfectas, a través de la evolución natural”.

 

          Ser parte de un todo mayor significa que todo proporciona un principio que no se encuentra en las partes aisladas, y ese principio permite que estén conectadas, de forma que no podrían estarlo por sí mismas. Por eso, la totalidad es más que la suma de sus partes. En filosofía, la jerarquía normal es simplemente un orden de holones crecientes que representan un aumento de totalidad y capacidad integradora. Aunque, a veces, una disrupción o patología puede reverberar en todo el sistema y no hay más remedio que extirpar los holones patológicos para que el sistema pueda volver a la armonía. Hoy es 24 de marzo y, a punto de darle el repaso final, me llega la noticia del posible rompimiento del SIP, que no quiero me desvíe del tema. Así que sólo añado que hay “jerarquías de realización” y de “dominación”.

 

          Y concluyo. La evolución natural va de lo menos a lo más ordenado (de la bellota al roble). Nunca a la inversa. Un roble no puede convertirse en bellota. El crecimiento se da por etapas escalonadas en orden lógico y cronológico. Tal como las frases completas surgen sólo después de que lo hayan hecho las palabras completas, las estructuras más holísticas aparecen en una fase posterior del desarrollo porque han de esperar la emergencia de las partes que integran o unifican. Pauta holística a considerar, sin decir ¡uy!

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