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Mi niñez y juventud
ya hace tiempo que pasaron,
y lo que Dios me ha asignado
merece mi gratitud.
No me quiero lamentar
de mis peores momentos,
pues con el paso del tiempo
del todo se olvidarán
Tampoco congratular
por mis momentos brillantes,
pues no quiero ser pedante
ni de soberbia, pecar.
No hay que gozar ni sufrir
por mis penas y alegrías,
pues solo son cosa mía
que no debo compartir
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Y no hago ostentación
de mis trabajos bien hechos,
pues si he conseguido aciertos,
lo hice por obligación.
Mis éxitos o fracasos
y momentos de alegría
me traen melancolía
y mejor será olvidarlos.
He borrado de mi mente
episodios de valor.
Solo quiero mi ilusión
conservarla para siempre.
No intento recuperar
mi fuerza y vigor de antaño.
Se marcharon con los años
y ya nunca volverán.
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Mas nada debo añorar
en el amor y pasión,
pues sigue mi corazón
abierto de par en par.
Y no me dominará
ni un atisbo de añoranza,
pues me llena de esperanza
al volver a recordar.
Solo me queda esperar
y desear que el futuro
no se presente muy duro
y pueda vivir en paz.
Y a Dios pido con fervor
que hasta cuando Él decida,
viva el resto de mi vida
dentro de un mundo mejor.
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