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MICRORRELATOS

Angeles Arenas

La estación.- Por las tardes iba a la estación a ver entrar y salir los trenes, los viajeros que subían y bajaban, despedidas y reencuentros, algunas lágrimas, sonrisas, besos, abrazos... y soñaba que él también despedía a un ser querido o recibía a un amigo.

Un día la vio. Miraba con melancolía las idas y venidas de la gente, como él.

Se puso a su lado en el banco, la miró y ya no se sintió solo.

El mar.- Al anochecer se sentaba en el acantilado a mirar el mar y ver cómo el sol, una gran bola roja, se sumergía en el horizonte.

“Ahí abajo hay un palacio de coral donde viven las sirenas” -se decía- “Algún día bajaré con el sol y lo veré”

Y con esa ilusión se marchaba feliz a dormir en su humilde casita.

Gaspar Pérez Albert

Mirando hacia delante.- Miraba siempre adelante, aunque su obsesión era no quedarse atrás.

Importancia.- Nunca destacó en ningún ámbito de la vida. Sin embargo gozaba de prestigio e importancia, gracias a la cantidad y la calidad de los amigos que poseía.            

Tacañería.- Un conductor, extremadamente tacaño, evitaba pisar las “bandas sonoras” de la carretera, para no tener que pagar derechos a la SGAE.

La eficiente abeja.- Era trabajadora y agresiva y no temía morir atacando a quienes la molestaban, pues era parte del comportamiento natural de la eficiente e incansable abeja.


Francisco L. Navarro Albert

El amanecer es la contribución del Sol a la belleza.

El espejo nos guarda las espaldas mientras le miramos.

Las nubes son copos de algodón con los que juega el viento.

Los relámpagos  son el reflejo de la ira del Cielo.

El árbol presta su corteza para que escribamos cartas de amor imperecederas.

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