LA SOLEDAD DE LA CAM

     A estas alturas la realidad de la CAM se vislumbra como entidad que ha sido intervenida por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), gestionado por el Banco de España; una cuenta de resultados muy negativa durante el primer semestre de 2011; una valoración patrimonial contable de poco más de mil millones de euros y preparándose una posible subasta para adjudicarla a otra entidad financiera, fondo de inversión o mercados institucionalizados que se hagan cargo de ella.

     Durante el último año las informaciones sobre CAM en los medios de comunicación social han sido continuas y, a veces, exacerbadas dentro del albur de críticas de todo tipo que intentaban buscar a unos posibles “cabeza de turco” a quienes culpabilizar de la situación a la que se ha llegado, intentando soliviantarlos en plaza pública e incluso hacerlos pechar ante los tribunales su, hasta ahora no demostrada, desacertada gestión.

     Nuevamente se cumple la sabiduría popular del refranero español y lo de que “al perro flaco todo son pulgas” se podría aplicar en este caso en la búsqueda de personas físicas o jurídicas concretas que han llevado a la CAM a su realidad, o tal vez irrealidad, actual.

     Las pasiones se desorbitan cuando existe fácil pábulo para que se enciendan; pero el hombre sereno no debe atormentarse por los torpes golpes de un torrente de opinión que arrasa los campos y que no deja útiles sembrados ni magras cosechas. La situación de la CAM no es muy distinta a la de otras cajas de ahorros españolas. El problema  es  que  la CAM ha tenido que enfrentarse a la situación totalmente sola. Su soledad ha mermado la confianza en ella y ha dado lugar a que desaparezca como entidad genuina de Alicante y quede en manos de los designios de los “mercados”.

     Si analizamos sosegadamente las cuentas de la CAM con los mismos criterios que se han utilizado para otras cajas, los resultados serían muy parecidos a casi todo el resto de las cajas de ahorros españolas. Lo que ha ocurrido en estas otras cajas de ahorros es que han encontrado socios con quienes tomar el arropado sendero de un Sistema Integral de Protección (SIP) y poder salvar las inclemencias en una navegación de cabotaje a corto plazo. El tiempo nos dirá si podrán sostenerse estos SIP en el proceloso y agitado océano en el que parece que va a transformarse el Sistema Financiero Español en los próximos años.

     Esta soledad de la CAM ha dado lugar a todo el marasmo de hechos que han ido aconteciendo: retirada de depósitos; necesidad de reducir estructuras; pocas ayudas financieras; silencio de las autoridades autonómicas; desconfianza del público y un completo rosario de actitudes que han convencido al FROB para la intervención de la entidad. A partir de esta intervención los criterios contables de los nuevos gestores no han tenido la digna prudencia que aprendimos en la escuela y de nuestros profesores y que dicta la literatura económica. Al contrario, el FROB ha mostrado agresividad y violencia en la forma de valorar sus activos. La CAM ha sido desprestigiada impunemente y su valor en próxima almoneda pública o subasta restringida va a precipitar a la baja su patrimonio y, consecuentemente, su porcentaje de tenencia de acciones del capital del nuevo “Banco CAM”. El servicio, atención y sacrificio acumulado por la entidad en 136 años de historia se van a materializar en casi nada.

     La seguridad de los depósitos de clientes es total y absoluta. Hechos, opiniones, desconfianza y, en resumen, su soledad, la van a hacer caer en manos de terceros, pero creo que siempre hemos de sentirnos orgullosos de la historia de la CAM a lo largo de casi siglo y medio y de todo cuanto ha significado para Alicante en los terrenos financiero, social, benéfico y cultural.

     El voluble mundo de las finanzas y la veleidosa fortuna se han cebado en la CAM aprovechando su soledad.