Quisiera beber de unas fuentes
que nunca, jamás, se secaran;
que hicieran de mí ese hombre
que no retrocede ante nada.
Presto para ayudar al débil;
que ante el fuerte no se allana;
capaz de mostrarse hábil;
humilde hasta en la mirada
mas, para nada servil,
sino servidor, si hace falta.
|
|
Sé que soy ese hombre por dentro,
aunque nada lo declara
y tantas veces tiemblo
al pronunciar mis palabras
que un cobarde me siento,
incapaz de hacer ya nada.
Entonces, mil pensamientos
parece que me taladran
exigiéndome, de nuevo,
ser el hombre que reclaman. |