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CRÓNICA DE UN DÍA DE VISITA A ORIHUELA

(por Antonio M. López - Vocal de Viajes)


     Dentro del programa “Rueda con Nosotros” dirigido al Sector de la Tercera Edad por el Área de Bienestar Social de la Excma. Diputación de Alicante, el pasado día 2 de Diciembre realizamos esta simpática ruta, cuyo desarrollo fue el siguiente:

     Salida desde la Diputación, un autobús con 53 personas, con destino a Orihuela, sede de su Diócesis, capital de la comarca de la Vega Baja, por donde transcurre el río Segura.

     Orihuela es un municipio lleno de historia. La mayor parte del patrimonio de la ciudad se encuentra en el Casco Histórico de la misma, declarado Conjunto Histórico Artístico.

     El objetivo de esta ruta era conocer uno de los patrimonios naturales más importantes de este municipio, pero como visitar a todos era totalmente imposible por aquello del tiempo, nos ceñimos a unos pocos, y comenzamos nuestra visita por la Catedral.

     Edificio del s. XIV ocupando el solar de una antigua mezquita musulmana. Se trata de un edificio gótico de tres naves, de dimensiones pequeñas, quizás  la Catedral más pequeña de España con pocas ventanas y con escasa luminosidad que se diferencia de lo que es habitual en la arquitectura gótica.

     Lo más destacado la fachada que se denomina “Puerta Las Cadenas” con su portada, que servía de asilo y protección a quien se refugiaba tras ella. También es destacable la puerta de la “Anunciación” en forma de arco romano. En su interior, la reja que custodia el recinto del altar mayor, cuyo retablo en hierro está grabado en la misma; enfrente, es digna de mención la sillería del coro y para configurar el triángulo su magnífico órgano.

     Al salir de la Catedral no dirigimos a la Plaza del Marqués de Rafal. Allí se encuentra el Palacio del citado Marqués, el Palacio de Pino Hermoso, hoy utilizado como Biblioteca de la ciudad y, enfrente, el antiguo edificio de la  sede de la extinguida Caja de Ahorros de Monserrate, observando a los tres, el Seminario en lo alto de la Sierra de San Miguel.

     Continuamos siguiendo las marcas de las hojas de higuera plasmadas en el suelo -que van indicando el camino hernandiano-, para desembocar en la Casa Museo del Poeta Miguel Hernández.

     Antes nos detuvimos delante de la fachada del Colegio de Santo Domingo para realizar la visita prevista al citado emblemático edificio, que ostenta el título de Monumento Nacional y Bien de Interés Cultural. Fue fundado como Colegio de Bachillerato por la Compañía de Jesús.

     Del edificio podemos destacar la “Torre” de ladrillo barroco. Sus dos claustros y el Claustro mayor que es el Convento, desde donde se accede a la Iglesia.

     De su Universidad han salido numerosos alumnos que llegaron a ser personas de gran prestigio y relevancia dentro de la sociedad española.

     Y por último, la Casa Museo Miguel Hernández, donde vivió el poeta con sus hermanos y padres. Una casa humilde, agrícola, provista de habitaciones, comedor, sala de estar y cocina, desde donde se accede al patio dotado de un pozo y otra parte de jardín, con su emblemática higuera, a cuya sombra Miguel Hernández en muchos momentos de su vida se inspiraba para escribir. Una vivienda cuyo interés solo se ciñe a investigar la vida y entorno del poeta.

     Después de tomar un almuerzo ligero, el estómago comienza a pedir auxilio, y como dice el poeta “ Que triste es amar sin ser amado, pero más triste es defecar sin haber almorzado”, por ello nos dirigimos al Restaurante Frasquitín, próximo a Callosa de Segura, en donde dimos buena cuenta de un buen aperitivo, acompañado de una buena paella, dentro de un muy buen ambiente amenizado con una música que fue secundada por todos los allí presentes con un baile que se alargó hasta las 17 horas en que finalizó la jornada, feliz día de confraternidad y convivencia.

     Desde aquí mi apoyo a esta iniciativa y que cuenten conmigo en todas las que se pongan en marcha.

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