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El tiempo

Gaspar Pérez Albert ____________________

 

 

 

 

Siempre que hablamos del tiempo en general, nos referimos al tiempo meteorológico porque siempre tiene mucho que comentar el tiempo atmosférico, dada su importancia e incidencia en nuestras actividades personales y en el desenvolvimiento de todos y cada uno de los que poblamos el planeta Tierra. Por eso cuando los medios de comunicación, en especial radio y sobre todo televisión, nos anuncian la previsión del tiempo, solemos prestar bastante atención. Nos suelen ofrecer gran cantidad de imágenes, dibujos y mapas, gracias a los cuales acabamos por ser casi meteorólogos,  y nos enteramos con todo detalle de lo que es un anticiclón, un frente frío, una borrasca, líneas isobaras, etc... Y al final, a fuerza de ver tantas veces repetidas estas imágenes, casi todos nos atrevemos, aunque solo sea mentalmente, a realizar nuestras particulares predicciones, y creemos saber cómo se comportará el tiempo en las próximas horas o días.

     A menudo nos ofrecen imágenes muy impactantes que llenan nuestros ojos de agradables visiones, como paisajes nevados o con niebla, de la salida o puesta del sol, etc. En cambio, también nos ofrecen, de cuando en cuando, terribles imágenes de destrucción y desolación, como inundaciones, vientos, huracanes, tornados, etc., que nos encogen el corazón, sobre todo si en ellas se ofrecen daños humanos. En definitiva, de grandes catástrofes naturales que nos demuestran la fuerza de la naturaleza, superior, sin duda, a la de los humanos.

     Otra acepción de la palabra tiempo se refiere al tiempo cronológico, o sea, el tiempo que se puede medir y que consiste en el espacio comprendido entre un momento y otro, determinados, de nuestras vidas. Esta “porción” de nuestra existencia, desde el principio de la humanidad se ha podido medir con diferentes sistemas de medida. Al principio lo hacían siguiendo los ciclos de los astros, como el sol o la luna y poco a poco fueron evolucionando hasta llegar al más importante invento para tal función: el reloj en todas sus modalidades. Desde el de sol o de arena, pasando por el de cuerda o eléctrico, hasta llegar al digital actual, que es capaz de medir hasta tiempos tan infinitamente pequeños, que nuestros sentidos no pueden llegar a captar.

     Finalmente, opino que el tiempo es motivo de conversación o diálogo cuando no se tiene o no se sabe de qué hablar. En esta faceta el tiempo resulta un tema muy socorrido siempre. Y es muy probable que ese mismo motivo es el que me ha sugerido escribir cuanto antecede.

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