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______________________________ al habla con...

José Manuel Fernández Melero

Vicente Esteve Vera ____________________

 

 

 

 

No he cogido un pincel en mi vida ¿podemos hablar de pintura?
– Claro, hablar es una cosa y pintar es otra.

     El pintor ¿nace o se hace?
– Hay por ahí un dicho que reza más o menos “El artista nace y el pintor se hace”; creo que quiere decir que la sensibilidad es lo importante, luego, en función del medio, educación, etc., viene el pintor, el músico, el poeta…

     Y ¿cómo se puede llegar a ser un buen pintor?
– No lo sé, si lo supiese yo sería el primer beneficiado, pero si se observa la historia de los grandes pintores todos trabajaron mucho.

     ¿Es difícil pintar?
– Sí, es un aprendizaje lento, no existen en pintura los genios precoces como por ejemplo en la música. Sirva de ejemplo Goya, de haber muerto con 40 años su obra tendría una estimación distinta.

     ¿Cuáles son tus pintores favoritos?
– Muchos, como Velázquez, Goya, Vermeer, Federico de Madrazo, Greco, Caravaggio, Picasso. La información que hoy día se tiene por las buenas reproducciones y por la tecnología, ha supuesto un avance inmenso. Hace 55 años, en las Escuelas de Bellas Artes, en su biblioteca había escasos libros y hacíamos colas para ver la obra de los pintores que nos interesaban y que eran los más vanguardistas. Mi nieta con 7 años conoce y distingue las obras de los distintos pintores gracias a lo aprendido en el colegio.

     ¿Recuerdas cuál fue tu primer cuadro?
– Sí, una copia de unas flores de Renoir, portada de una revista, tenía 12 años, y fue con mis primeros óleos; desde entonces la mezcla del aguarrás, el aceite de linaza y los barnices, es para mí el mejor perfume.

     ¿Cuánto tiempo dedicas actualmente a la pintura?
– No hago otra cosa, a más de pretender saber aburrirme, único modo de que los días se alarguen, pero no lo he conseguido, pasan vertiginosamente.

     ¿Continúas pintando con la misma ilusión que cuando comenzaste?
– Al principio la ignorancia nos hace concebir la posibilidad de ser un genio, ahora me conformo con hacer algo “decente” de vez en cuando.

     ¿Has expuesto tu obra en algunas salas?
– Pues sí, he tenido la oportunidad de exponer en Madrid, Sevilla, Cartagena, Elche, Alicante y Murcia. (Te daré catálogos donde figuran). Muchas gracias por el detalle.

     ¿Dispones de una buena colección de tus pinturas? ¿Y de otros pintores?
– Tengo mucha obra mía y de otros artistas, Miró, Tapies, Canogar, Willy Ramos, Molina Sánchez, Pepe Lucas, Manolo Valdés, Roig Asuar y otros, casi todo obra gráfica, que estaba al alcance de mi bolsillo.

     ¿Consideras que la inspiración existe o los resultados son consecuencia del trabajo?
– Te contesto con otro dicho muy manido: “Que la inspiración te coja pintando”. En un chiste genial de Mingote, se ve a Velázquez pensativo en su estudio; correteando, la Infanta, Nicolasillo y el perro; y el maestro se dice: Hay días en que a uno no se le ocurre nada.

      ¿Cuál es tu último cuadro?
– Acabo de terminarlo, un retrato. De una chica muy joven, que lo quiere para su nueva casa. La ventaja es que la juventud permanece en la obra para siempre. Los retratos tienen la dificultad añadida del parecido y es natural que quieran verse en el cuadro, pero muchos retratos se han estropeado por perseguir una semejanza física que nada tiene que ver con el alma del retratado; si se consiguen ambas cosas mejor que mejor.

     Dales un consejo a los que como yo quieran iniciarse: ¿Sobre lienzo, cartón, tablilla, óleo, acuarela, acrílico?
– Para alguien que empieza me atrevería aconsejarle los acrílicos, en cuanto al soporte cualquiera es bueno.

     Los acrílicos tienen diversas ventajas para un principiante: secan pronto, disuelven en agua, permiten texturas gruesas y muy ligeras y admiten las veladuras con facilidad. Además, están el suficiente tiempo en el mercado como para dar seguridad sobre la estabilidad de los colores.

     Dejamos al pintor y retomamos a la persona ¿quién es José Manuel?
– Nací en Sevilla, el 18 de junio de 1941, gemelo con una niña, mi querida hermana Nany, circunstancia por la cual empecé a tratar a las mujeres nueve meses antes que muchos hombres; tuve la suerte de tener unos hermanos magníficos y unos padres buenísimos de los que recibí el mejor ejemplo. Con 9 años, al propio tiempo que inicié el bachiller, fui a la escuela de Artes y Oficios Artísticos de Sevilla y al Orfeón Hispalense, el día lo tenía ocupado por completo. Luego, al morir mi padre, tuve que pensar en trabajar y eso hice en la Caja de Ahorros Provincial “San Fernando” de Sevilla, de donde se deduce que las circunstancias me llevaron, sin pretenderlo, al mundo de las Cajas.

     Y de tu vida laboral ¿qué nos cuentas?
– En la Caja de Ahorros San Fernando aprendí lo que era la operativa de esta Entidad, gracias a un Subdirector General que cuando estaba cansado de un sitio se lo hacía saber y me mandaba a otro, de esta manera, sin darme cuenta, me convertí en una especie de comodín. Fui destinado una corta temporada a la oficina que teníamos en la Confederación y allí, en Madrid, conocí a Carmelina, mi mujer y nos casamos en 1966. Don Antonio Ramos me propuso trasladarme a la Caja del Sureste, y aquí, en el Levante de España hice el resto de mi vida profesional: Director de Oficina, Director de Zona de Cartagena y Director Territorial de Murcia, donde me jubilé como Jefe de Primera. Poder trabajar en una Entidad que prestaba una atención especialísima a sus actividades culturales es algo que difícilmente volverá y se le debe a la visión de un hombre renacentista y carismático: Don Antonio Ramos Carratalá. Por todo lo anterior creo ser sincero si digo que siempre he tenido mucha suerte.

     ¿Otras aficiones además de la pintura?
– La música forma parte de nuestro modo de sentir sin darnos cuenta. Cuando pude comprarme mi primer tocadiscos -todo un lujo hace 55 años- tuve que optar por un tipo de música y elegí la que no pasaba de moda, es decir, la barroca y clásica, y este condicionamiento financiero me llevó por un camino del que no me arrepiento. La lectura en mi juventud acompañó a la música y poco a poco me hice una pequeña biblioteca que facilitó que mis hijos sean auténticos devoradores de libros. Más tarde, en los puestos de responsabilidad que tuve, le dí a la música la importancia que tenía dentro de nuestras actividades culturales, así como a la Biblioteca San Isidoro, que ha sido un referente cultural en Cartagena.

     ¿Alguna anécdota de tipo personal o profesional?
– Siendo Director de Zona de Cartagena hice una exposición en el Casino de Elche, fue a verla el señor Oliver, que siempre me demostró gran afecto, y me preguntó: – ¿Todo esto para qué? Y con el desparpajo de quien sabe la reacción de un amigo le contesté: –Para que el día que usted decida que no sea Director de Zona a mí me importe menos. Una sonrisa fue su respuesta.

     ¿Qué nos dices de viajes?
– Pues que he viajado a muchos sitios del mundo y no me cansaría de seguir haciéndolo, en todos los sitios hay cosas muy bonitas. Estambul, crisol de oriente y occidente, Roma, con sus ruinas y el renacimiento desbordante. Venecia, inexplicable realidad e inmensa belleza. Budapest, Praga y Viena, el refinamiento rococó. Florencia, el dinero bien empleado de unos banqueros, los Médicis. París, que parece hecha por una sola mano, donde la armonía de la ciudad imperial se proyecta hacia la modernidad. San Petersburgo, la gran joya de un imperio con ese diamante inigualable del Hermitage. Nueva York, el desafío arquitectónico hecho belleza y películas… y Sevilla, que diría Don Antonio Machado.     

     Algo que quieras añadir para acabar esta entrevista que nos ha ayudado a conocer un poco más al artista y al compañero:
– Una especial mención a mi mujer Carmelina y a mis hijos, María, Cristina y José Manuel, que son los que dan sentido a mi existencia. Tengo cinco nietos, Gonzalo, Carlos, Lucía, Ricardo y Clara, y claro, ejerzo de abuelo. Como esta es una revista que leen compañeros de la Caja, decir, como en la última circular que cursé estando en activo, que mi mayor orgullo era haber tenido a mi alrededor un personal tan bueno y competente y recordé también a los que habían sido mis Directores Generales. Tuve la suerte de trabajar en lo que un grupo de amigos hemos llamado la CAM GLORIOSA. Muchas cosas han ocurrido desde entonces, una terrible, la desaparición de nuestra Caja y, siendo tan evidente, aún me cuesta creerlo.

     Si te sirve de consuelo, eso nos pasa a muchos de tus compañeros.

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