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Desde el principio de los tiempos el primer objetivo de todo hombre recién llegado al Poder fue siempre el llegar a controlar… dominar… La Justicia.
A partir de ahí todo le venía bien dado.
Por eso no debe extrañarnos que en nuestro País esté de moda… por decirlo de alguna manera… Que si El Tribunal Constitucional…. Que si el Fiscal General del Estado… etc. ... etc. Los ceses habidos… los nombramientos registrados… las voces discrepantes dentro del mismo tema o asunto…
Recuerdo que cuando mi Abuela se enfadaba y nos reñía… siempre… había una vocecita que decía…
“No es justo… no es justo… no es justo”… pero una vez hecho el silencio intervenía mi Abuelo y nos decía…
.- Mirad… A la Justicia hay que evitarla… que no burlarla… Tened en cuenta que es lenta y mala… por su complejidad y por culpa de los hombres que la dirigen… por lo tanto… hay que evitarla… cuestión muy difícil… pero estamos obligados a vivir con esa idea…
Os contaré… había una vez un hombre muy virtuoso y honrado... que contaba con la confianza de todos sus conciudadanos... pero las circunstancias le empujaron a vivir una experiencia muy dura... fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer.
En realidad... el verdadero autor era una persona muy influyente del reino y por eso... desde el primer momento... se procuró un chivo expiatorio para encubrir al culpable.
El hombre fue llevado a juicio consciente de que tendría escasas o nulas posibilidades de escapar al terrible veredicto ... la horca!!!
El Juez encubría... dada su influencia... al verdadero culpable... y por tanto... se cuidó muy mucho de dar todo el aspecto de un juicio justo... por ello dijo al acusado:
.- Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor vamos a dejar en manos de Él tu destino... vamos a escribir en dos papeles separados las palabras “culpable” e “inocente”... Tú escogerás y será la mano del Dios la que decida tu destino.
Por supuesto... el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda CULPABLE y la pobre victima aún sin conocer los detalles se daba cuenta de que el sistema propuesto era una trampa... No había escapatoria.
Llegado el momento del Juicio... el Juez conminó al hombre a tomar uno de los papeles doblados... Este respiró profundamente... quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados... y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse abrió los ojos y con una extraña sonrisa tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca lo engulló rápidamente.
Sorprendidos e indignados los presentes le reprocharon airadamente:
.- Pero qué ha hecho???... Y ahora???... Como vamos a saber el veredicto??...
.- Es muy sencillo... respondió el hombre... Es cuestión de leer el papel que queda y sabremos lo que decía el que me tragué.
Con protestas y reproches mal disimulados debieron liberar al acusado y jamás volvieron a molestarlo.
.- Y es que… digan lo que digan… la J… no tiene enmienda.
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