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AL HABLA CON ... * PILAR ILLÁN ROS
 
Desde el primer momento de nuestra conversación deja muy claro que se siente alicantina, del barrio de San Blas, ya que, aunque nació en Orihuela, con tan solo dos años se trasladó con su familia a la capital. Le pido que me hable de la familia en aquella época y dice:

Yo era la tercera de cuatro hermanos (dos chicos y dos chicas). Mi hermano mayor ya murió y a mi hermana la tengo con una enfermedad que requiere muchos cuidados, así que me queda el más pequeño, con el cual tengo mucho trato.
Mi padre tuvo una imprenta, y yo, de pequeña, me enseñé a encuadernar, pero como todo se pierde de no practicarlo, decidí retomarlo cuando me jubilara y todavía no he tenido tiempo de hacerlo. Viví en el barrio de San Blas hasta que murió mi madre, y me vine al Centro, pero no pude traerme esa norma no escrita que teníamos allí todos los vecinos de ayudarnos en cualquier necesidad.
Nos volcábamos cuando alguien nos necesitaba. Recuerdo como anécdota que le presté mi “seiscientos” a una familia con la cual teníamos poca relación y nunca llegué a pensar que no me lo devolvieran. Eran otros tiempos.
Fuimos una familia muy festera de los Moros y Cristianos, en lo que estuvimos muy involucrados, y recuerdo cuando todos los vecinos nos pasábamos el año entero confeccionando banderitas para adornar el barrio. Todas las casas eran de planta baja, y dejábamos las puertas abiertas.
En fin, que éramos como una gran familia. Hoy subes en el ascensor y si te descuidas no conoces ni al vecino del piso de al lado.

Como su paso por la Caja fue largo y fructífero, le hago hincapié en que me cuente de forma resumida su experiencia, y esto es lo que dice: Acabé el bachiller después de la guerra, y no sabía si encaminar mis pasos hacia un puesto en la administración, el Ayuntamiento, o a una entidad bancaria. Me decidí por la Caja, y el 23 de noviembre del 48 superé el examen de aspirante coincidiendo con mis compañeras de estudios Reme Vicent y Juventina Amorós.
Me incorporé el 2 de diciembre en Verificación, en la Central, y de allí pasé a la oficina de Alfonso el Sabio donde estuve varios años, y allí coincidí con los señores Vallejo y Aracil. Cuando vino de director José Misó volví a la Central y en Contabilidad tuve de jefe a José Mª Moreno. Nuestro trabajo consistía en pasar al libro Mayor todos los apuntes que nos llegaban del Diario de las oficinas.
En una ocasión hice un cierre en falso que nadie pudo arreglar y tuvo que hacerlo el propio señor Oliver. Menudo disgusto. Las nuevas tecnologías se encargaron de desterrar estos trabajos, pues ya entonces se creó el Servicio de Estudios con Alberto Hernández y Paco Bernabeu para informatizar las operaciones. Hice un cursillo de conocimientos para maquinaria básica (clasificadoras, perforadoras) y pasé a Informática, primero en San Fernando y luego en Agua Amarga hasta mi jubilación, teniendo como jefes a Antonio Gosálbez y a Manolo Berná.

Como ha aparecido la palabra jubilación, le pregunto por los sentimientos que le produjo el llegar a esa fecha, y dice: En aquella época existía un convenio que permitía jubilarse con sesenta años, y además percibiendo el 100% del sueldo, pero tomar la decisión era duro y yo lo pedí voluntariamente cuando pasaron dos años, por lo que estaba muy mentalizada de cuál iba a ser mi nueva situación.
Al poco tiempo ya fue obligatoria y hubo quien lo pasó realmente mal por lo inesperado. Por lo demás, sigo manteniendo relaciones de amistad con el grupo de compañeras de trabajo a las que nos llaman “las viejas glorias” y nos seguimos reuniendo un día al mes para comer juntas; empezamos siendo dieciocho cuando estábamos en activo y ya llevamos más de treinta años.
Ahora quedamos solamente dieciséis. Cuando voy por Central cada vez conozco a menos personal, pero recuerdo con agrado cuando seguía yendo a Informática, en Agua Amarga, a cantar los villancicos por Navidad.

Le pregunto su parecer sobre la tendencia de la igualdad de la mujer en todos los órdenes de la vida y me dice: Yo nunca me sentí discriminada, pero la discriminación existía. En igualdad de condiciones preferían escoger a un hombre. Afortunadamente, por la lucha de muchas personas, esto se ha superado. Además, en los puestos de responsabilidad no se debe estar por cuotas sino por valía y en general la preparación de la mujer es mayor porque se nos exige más.

Qué realizas actualmente y cómo disfrutas de tu tiempo: Dedicándome más intensamente a mi hermana mayor en su enfermedad, viajando lo que puedo, yendo al cine, a cenar y asistir a actos con las amigas, etc. Estuve en la Universidad para mayores y llegué a matricularme, pero como iba junto con mi buen amigo y compañero Lassaletta y él no consiguió la matrícula, yo se la cedí y él acabó los estudios. Creo que hice bien. Lo más gratificante de mi vida ha sido el trato humano con mis amistades, tanto en mi vida laboral como en lo personal.

Le pido su opinión sobre la sociedad actual y la evolución en Alicante, y esto es lo que dice: Veo muy incierto el futuro por los intentos de la desmembración de España, a nivel general, y me preocupa actualmente que exijan tanto las Comunidades. Es cierto que vivimos mejor, pero como entre rejas porque hay muchas limitaciones y se ha pasado de la libertad al libertinaje. Hay que apoyar y admitir la inmigración, pero siempre con unos límites.
Estando con JubiCAM internacional en una conferencia en Bruselas ya se nos indicó que la solución pasaba por ayudar a estas personas en sus países de origen. En Alicante recuerdo cuando vivíamos casi “en la calle”: ahora en los ascensores. Está muy bonita la ciudad, pero muy sucia y no es precisamente por falta de limpieza sino por la poca colaboración en no ensuciarla. Se prometen muchas cosas y luego quedan en el olvido: no se ha realizado el paseo que una la playa de El Postiguet con La Albufera, el Palacio de Congresos parece que va para largo, etc.

Le digo que desde cuando está en la Asociación y me contesta: Nada más jubilarme. Estaba de Presidente Antonio Gosálbez y me reclamó para estar en su Junta, y en ella desempeñé durante varios años el cargo de Tesorera, continuando luego con Andrés Calvo.
Al entrar el actual, Pepe Barberá, lo hizo con su propio equipo. Sigo en permanente contacto y paso por el Local con mucha frecuencia. Aprovecho para decir que en muchos viajes se quiere ver tantas cosas que siempre vamos corriendo...¡y a nuestra edad!; además, la Asociación no debe ser solo una agencia de viajes, pues deben desarrollarse otras actividades.
Se intentó en una ocasión, pero no se llegó a realizar, una actividad que se podía retomar porque es muy interesante: prestar ayuda y apoyo a los socios que lo soliciten (compañía, recados, etc).
A través del Boletín se puede hacer una magnífica labor. El Boletín me encanta, lo estoy esperando todos los meses y en verano noto su lógico parón. Voy a notar mucho la falta de los artículos de nuestro compañero Paco Morant y su fina ironía.
El darle la pincelada de color ha sido un total acierto.

Y para terminar unas preguntas de contestación rápida:
Pregunta: Una flor. Respuesta: La rosa.
P: Un perfume. R: Chanel nº 5.
P: Un libro. R: Los pilares de la tierra.
P: Un programa de TV. R: Concursos y películas.
P: Una película. R: Estanque dorado.
P: Un actor. R: Henri Fonda y como actriz Katherine Hepburn.

Y como estoy seguro de que con todo lo expresado por nuestra entrevistada ya la conocemos un poco más, nos despedimos de ella agradeciéndole su amabilidad en concedernos parte de su tiempo. Gracias, Pilar.

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