Índice de Documentos > Boletines > Boletín Octubre 2005
 
TÚ Y TUS ´YOES´
  –¿Serías tan amable de enfadarte?

Te lo pregunto así porque, si fuese yo el interpelado, sonreiría tranquilo, y creo que tú estarás de acuerdo en que esta reacción mía sería diametralmente contrapuesta a la que tendríamos los dos si, en vez de eso, oyésemos: –Eres un sinvergüenza y un ser despreciable.

Matthieu Ricard, budista francés, dice en “Emociones destructivas” (libro de Daniel Goleman), que todas las emociones básicas están íntimamente asociadas a la noción del “yo”, el nombre que asignamos a una mera corriente o flujo que se halla en continua transformación. Y se refiere al “yo” como el nombre de algo ilusorio que no puede ser identificado con el cuerpo ni con la mente, ni siquiera con la conciencia ni tampoco como algo distinto.
En esto, no sé si estarás de acuerdo, pero supongo que tú, de joven, te aferrarías también al “yo” como algo realmente existente que debía ser protegido y complacido. Entonces solíamos reaccionar enfadados, y hasta con ira, para escudar la vulnerabilidad de nuestro “yo”.
Sabemos que emoción deriva del latín -emovere- y se refiere a algo que pone a la mente en movimiento hacia una acción positiva, negativa o neutra. Hasta no hace mucho, había atribuido yo mis emociones negativas a causas externas y, por eso, nunca había luchado contra ellas.
Pero ahora, no quiero ocultar mi convicción de que muchas de estas emociones, con otra noción del “yo”, pueden ser controladas. Me gustaría que reconocieses que el insulto en sí no hace daño (un sordo contestaría: Que usted lo pase bien), y que nuestra reacción depende de lo que pensemos. ¿De acuerdo? Relacionemos pues todo lo dicho con lo que sigue:

En “Destellos de sabiduría”, de Sogyal Rimpoché, (pág. 127), se lee: (...) demasiado a menudo cometemos el error fatal de identificarnos con nuestra confusión y utilizarla para juzgarnos y condenarnos a nosotros mismos, cosa que fomenta la falta de amor a uno mismo que tantos de nosotros padecemos hoy en día.
Es esencial resistirse a la tentación de juzgarnos a nosotros mismos o a las enseñanzas, ser jocosamente conscientes de nuestra condición y darnos cuenta de que, en estos momentos, somos como muchas personas que viven todas dentro de una sola”. ¡Tate, pero… si ha de resultar más fácil controlar los ´yoes´ que las emociones negativas! ¿Lo pillas?
Los ´yoes´ son flujos de fuerzas mentales o emocionales que se han ido fortaleciendo y caracterizando a fuerza de repetir con éxito experiencias peculiares.
Pero no logramos diferenciarlos, y a todos los llamamos “yo”. Es como si, a todas las corrientes de agua del mundo, las llamásemos río, a secas, que no nos entenderíamos. Pero si, a ese flujo o “yo” que, espontáneamente, nos suplanta y miente, le ponemos un nombre…, por ejemplo, Farsante, y lo visualizamos cada vez que mentimos como un tío feo y de mirada huidiza, difícilmente seguiremos identificados con él, y fácilmente dejaremos de mentir y de despreciarnos. Igual ocurriría con ese otro “yo”, El Sabelotodo, o El Egotista, para dejar de presumir de enterados, cultos o eruditos.
Se trata de conseguir una visualización que nos aleje de tantos ´yoes´ apestados, que ya es hora. Te lo cuento porque sé que la treta es eficaz: los “yoes” repudiados se debilitan y mueren; en cambio, los aceptados cobran vigor e impiden las emociones destructivas. Así, por ejemplo, en recuerdo de una gran persona –el reverendo Jesús Gómez, escolapio–, yo denomino a mi conciencia (que aún no sé si es un “yo” u otra cosa) Padre Rector, y, gracias a lo que me hace ver, controlo cada día más mis emociones reactivas.

Volver