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ALGUNAS BELLAS METÁFORAS DE WILLIAM SHAKESPEARE
 
En los más de cuatrocientos años transcurridos desde el nacimiento de William Shakespeare, nunca como en la actualidad se había hablado de los personajes de sus obras a tanto público, ni había alcanzado tan alta significación.

En los teatros de todo el mundo los personajes del brillante vate inglés hablan a los hombres con una voz nacida en lo más hondo del alma humana.

La magia de sus palabras expresadas en versos blancos y manifestadas en múltiples metáforas, no tienen posible comparación en la historia de la literatura universal. Entendamos que las metáforas que usa William Shakespeare son frases que trascienden del objeto al que literalmente se refieren para sugerir una comparación que facilita la comprensión del concepto o la idea que quiere expresar, al tiempo que muestran una fulgurante y emotiva fascinación.

Por ello, estimados lectores; me voy a permitir exponer algunas de las que considero las más bellas metáforas que he recogido de las obras de Shakespeare y que denotan el extraordinario brillo de su inigualable genio. Júzguenlas ustedes:

Ante una situación de tensión política que puede traer graves consecuencias, con la posible intervención bélica del brillante general romano Coriolano, dice nuestro ilustre bardo: “Nubes tan negras no pueden disiparse sin tormenta sobre Roma”. (De su obra: Coriolano).
Valorando la inminente guerra civil entre los partidarios de Julio César y sus asesinos, nuestro poeta lo expresa así: “El pestilente hedor de los muertos insepultos recorrerá Italia”. (De la obra: Julio César).

En el momento de manifestar la mayor y más atractiva belleza alcanzable, lo argumenta del siguiente modo: “¿Acaso es posible dorar el oro, pintar el lirio o perfumar la violeta?”. (De la obra: Romeo y Julieta).

La descripción del mal de amores de una joven; en este caso el que a la dulce Ofelia le provoca el príncipe Hamlet. Lo indica como: “¡Oh, Dios mío!. ¡Dios mío!. Los sentimientos de una doncella son tan frágiles como la salud de un anciano”. (De su obra: Hamlet).

El hecho de un amanecer, lo formula así: “La luciérnaga anuncia que el día está cerca y empieza a ocultar su inútil fulgor”. (De la obra: Hamlet)
Sobre la desconfianza que merecen los hombres coléricos, soberbios, sufurosos y, tal vez, traidores, pone en boca de Julio César esta frase dirigida a Marco Antonio: “Antonio, rodéame siempre de hombres de cuello grueso y que duerman bien”. (De la obra: Julio César).

El dolor de un padre por la muerte de su hija lo vierte en estas palabras del rey Lear ante el cadáver de su hija Cordelia: “¿Cómo es posible que un perro, un caballo y un ratón gocen de la vida, insensibles y alegres, mientras tu yaces ahí, inerte y sin vida, querida Cordelia?”. (De la obra: Rey Lear).

Respecto al sentido trágico de la vida, nada mejor que estas palabras: “Los hombres han de sufrir con paciencia tanto el dejar este mundo como el venir a él”. (De su obra: Enrique V).

He mencionado algunas de las que me parecen su más bellas metáforas. Shakespeare, tan pronto nos eleva hasta los límites mismos de lo eterno como nos hunde en lo más profundo de la naturaleza humana. Parece irrefutable el que toda época y todo hombre hallen su propia imagen reflejada en el espejo universal del genial poeta inglés. Los ecos de su pasión y de su poesía

 

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