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QUÉ SERÁ, SERÁ… EL AÑO NUEVO?

 

Todos sabemos que las personas no suelen preocuparse del cambio en ese día que ha establecido la sociedad que hemos creado: el primero de enero, día primogénito del año entrante.

La fiesta familiar de recepción a este hijo de Cronos, esta figura de los humanos tan especulada y manida, no representa nada. Esta emoción por la fuga de un periodo de nuestra vida, estas reflexiones y proyectos de un algo que empieza; el test que efectuamos sobre nuestro porvenir y nuestro pasado. Somos tan simples que creemos que conocemos nuestro porvenir, cuando solo conocemos el pasado.

Somos retóricos, costumbre heredada que la mayoría de las veces no produce un estado especial en nuestro espíritu, pues se trata solamente de un parámetro.

El nuevo vivir del tiempo actual, de tanto estrés, choca con la condición de nuestro ser, ávido de tener el espíritu sosegado, y hace que broten pensamientos no siempre gratos ni alegres. Frases previstas: ¡Cómo se amontonan los años!, ¡Si nos conserváramos siempre jóvenes!

No somos sinceros con nuestro yo. ¡Volver a tiempos pasados! ¿para qué? Es el presente el que tenemos que vivir, aunque mejorando, según nuestras posibilidades, nuestras situaciones equívocas. Cuando hablamos de nuestra juventud pasada, pensamos en felicidad, salud, despreocupación, y generalmente nos auto-magnificamos.

Pensamos en nuestra lucha, y como generalmente no estamos carentes de familia, nos interesamos por el devenir de nuestros parientes y amistades. Todos  hemos  logrado  un  sitio en la tierra, el cual deseamos conservar en lo

espiritual. Creo que debemos olvidar muchas cosas que nuestra memoria no sabe si aceptar o no.

Pensemos en el buen Jesús y procuremos ser buenos y consecuentes con los demás y con nosotros mismos, pero con responsabilidad hacia el bien.

Dejemos que los años transcurran, que vivamos la vida con amor y dentro de una sana ética.

¡Feliz año nuevo!

Francisco Guardiola Soler

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