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EL TIO LOBO Y SUS RECUAS

 

Miguel Gallego Zapata.

 

 

EN TORNO AL ISLAM 

 

Francisco Guardiola Soler

 

Durante muchos años se vienen contando anécdotas de la vida de Miguel Zapata Sáez, a) el Tío Lobo, apodo muy antiguo de la familia Zapata como consecuencia de la muerte de un lobo que merodeaba cerca de la casa en que esta familia vivía en El Mirador, pedanía de San Javier, buscando quizá merendarse alguna oveja o ave de corral. Algunos de estos contadores de anécdotas, como por ejemplo Augusto Prego de Lis, opinan que el percance del lobo fue cosa de Miguel Zapata cuando era joven, pero la tradición familiar nos trae noticia de que el apodo viene de sus antepasados más lejanos, pues, por ejemplo, mi abuelo Antonio Zapata Martínez, que era hijo de un hermano de Miguel llamado Severiano, era conocido por Antonio Lobo, y un primo suyo era Paco el Lobo, y mis tías, hermanas de mi madre, eran conocidas por las Lobas. En cuanto a lo de “tío” era el tratamiento que ordinariamente se daba a las personas mayores y de respeto en aquella época, e incluso todavía se da por estos campos.

Pero, a lo que voy, como saben los que han leído cosas de la sierra de Cartagena y La Unión, los empre- sarios compraban mineral a pie de mina, cargándolo en burros que, formando recuas de nueve burros y un mulo que los encabezaba, bajaban a través de los montes  hasta la fábrica, donde el material no se pesaba, sino que se contabilizaba el número de recuas que se habían recibido de cada mina. Teniendo en cuenta que cada uno de estos animales cargaba cuanto le permitían sus facultades físicas, y lo penoso del trayecto desde la mina hasta su fábrica, se comprende que el Tío Lobo, dada su experiencia ganadera, adquiriera un número considerable de recuas de asnos y mulas en los lugares donde se daba la mejor raza de estos semovientes, que, quiero recordar, procedían de Asturias y Andalucía, y, por otra parte, poseía barcos propios que le traían los piensos desde Orán para que los animales se mantuvieran en la mejor forma. Esto fue así hasta que, después de una visita realizada a Inglaterra para estudiar  los procedimientos más modernos de transporte, construye en 1883 el cable que traslada las mercancías desde las minas a la playa de Portmán.

            La sagacidad demostrada le proporcionó grandes beneficios, puesto que le permitía comprar el mineral más barato que nadie.

            En contra de los historiadores que se inclinan por el origen modesto de Miguel Zapata y afirman que era analfabeto, he de salir al paso ya que los Zapata eran una familia de ganaderos acomodados, procedentes de San Javier (El Mirador) -en aquella época todavía Tarquinales-, y su hermano Severiano fue en varias ocasiones Alcalde de San Javier.

 

 

             Hoy en día convivimos en España con personas de religión islámica que en su mayoría son de clase modesta, que viven de su trabajo. Excepcionalmente algunos, quizá obligados por la necesidad, no están precisamente dentro de la ley.

 

            El Islam es una religión monoteísta que tiene connotaciones con la judía y con la nuestra, desde Abraham. En ella hay premios y castigos según el cumplimiento de los preceptos del Corán, el libro sagrado del profeta Mahoma.

 

            Yo he estado en Asia Menor, en Egipto y en el Magreb, y he conocido a los islamistas en su propio ambiente. En principio son observadores de sus reglas y prácticas religiosas y obedientes ante Alá. La caridad y la hospitalidad las llevan a límites extremos.

 

            Recuerdo que en mi permanencia en Estambul me relataron un caso acaecido entre dos árabes en pleno desierto de la península arábiga: uno de ellos se quedó sin agua y comida, y el camello muerto. Apareció otro árabe que, compadecido del primero, le dio de comer y beber; mientras reposaban sobre la arena, el benefactor se durmió, lo que el socorrido aprovechó para coger el odre del agua y salir de huyendo montado en el único camello, dejando abandonado a su protector que, ya despierto, le gritó: ¡Yo te perdono, pero no cuentes tu mala conducta a nadie para que los creyentes de Alá no pierdan su fe y se avergüencen de ti!

 

            Durante los ocho siglos de permanen-cia del Islam en nuestra península toleraron religiones, costumbres y leyes de los cristia-nos y judíos, con quienes convivían. El Islam no contiene preceptos nocivos para los genti-les, sin embargo hay clérigos y líderes políti-cos que hacen que alguno de los fieles se con-viertan en criminales suicidas y pretendan des truir el mundo ajeno al Islam, lo que ya hemos sufrido los españoles en nuestras carnes.

 

            Se está juzgando a los causantes del 11 M por ser terroristas, no por ser mahome-tanos. Esperamos que la cordura triunfe y estos hechos luctuosos no vuelvan a suceder.

 

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