¡Cuánto peso de horror en el mundo…!
¡Cuánto peso de horror en nosotros…!
¡Cuánto peso de horror en la sangre…!
¡Cuánto peso de horror en los ojos…!
¡Qué semilla, la amarga semilla del odio…!
Te hemos hecho llorar con el aullido
tremendo de las balas… Con las minas
hemos ametrallado las divinas
llagas sangrantes de tu cuerpo herido…
Con alambradas, Dios, hemos tejido
nuevas coronas, para ti, de espinas.
Te hemos dado sepulcro en las ruinas
de cada templo humano destruido…
En la angosta trinchera agazapado,
te hemos hecho morir con el soldado,
en una atroz y lívida agonía…
¡Hemos sabido descubrir la guerra
para, en la cruz inmensa de la Tierra,
poder crucificarte cada día!
ORACIÓN ANTE UN BILLETE DE 500 EUROS
(Porque es mudo, Señor, en sus colores
y cobija su historia en el secreto…
Porque, tal vez, pasó por muchas manos,
-repetición exacta de proceso-,
y volverán las manos a extenderse
en un ansioso afán de poseerlo…)
Porque se esconde en él la encrucijada
de ignorados afanes pasajeros…
Porque guarda en sus pliegues vertederos
de llanto y de lujuria desatada…
Porque, sucio de sangre derramada,
sirvió para comprar, en los senderos,
honor y fama… Fue jornal de obreros…
Precio del pan… De la traición mesada…
Porque pagó el puñal… Y la querella…
La droga… y el honor de la doncella…
Porque es imán de tantas ambiciones
este billete, Dios, me causa espanto.
Pero… ¡Lava, Señor, lava, en él, cuanto
envilece, por él, los corazones!