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Baldomero Santana

VIAJE A JACA Y PIRINEO ARAGONÉS

(por Baldomero Santana)

Octubre de 2008

     El día 17 de Octubre salió desde Murcia, Orihuela y Alicante una expedición de 53 compañeros de Jubicam y acompañantes, que integrábamos el 2º grupo (el primero partió el 5 de Octubre), con destino al Pirineo Aragonés, fijando nuestra estancia durante 6 días en el Gran Hotel de Jaca. Desde allí efectuamos todas las excursiones programadas, cada día a un lugar distinto.

    El primer día nos dimos un palizón de autobús, que fue atenuado por nuestra parada y fonda en Zaragoza. A la llegada a esta ciudad, fuimos a almorzar a un restaurante; finalizado el yantar visitamos la Seo, con su museo de tapices, y después nos dirigimos a la Basílica del Pilar, donde todavía pudimos ver, en su fastuosa Plaza, el resto de la reciente ofrenda de flores a la Patrona que se celebró el 12 de Octubre.

 

     Finalizada nuestra breve estancia en la capital de Aragón, reemprendimos nuestro viaje para llegar a Jaca alrededor de las 8 de la tarde, justo con tiempo para acomodarnos en nuestras habitaciones y cenar.

 

     El día 18 fuimos a visitar el Parque Nacional de Ordesa. Allí, en un día de lluvia poco in tensa, estuvimos alrededor de dos horas y pudimos disfrutar de la naturaleza dando una pequeña caminata por sus senderos, escuchando el murmullo de los torrentes que atraviesan el Parque, y contemplando las tonalidades de colores del bosque en pleno otoño que no nos cansamos de fotografiar con nuestras cámaras. Algunos compañeros nos esperaron en la cafetería.

 

     Completamos la mañana visitando el pequeño pueblo de Torla, típico pueblo de montaña, con sus balcones repletos de flores. Nuestra guía nos fue ilustrando de la forma de vida de sus gentes y contándonos la  historia de sus muchas casas blasonadas.

 

     Tras la visita, regreso al hotel para almorzar. Por la tarde salida hacia Canfranc para ver su famosa estación de ferrocarril, que en la actualidad apenas tiene servicio. Nos dijeron que el lugar que ocupaba la estación quieren convertirlo en un lujoso hotel. Continuamos hacia Candanchú, donde suele ir a esquiar nuestro  Rey, pero la niebla no nos permitió ver casi nada, y como no había nieve, todo estaba cerrado, así que tuvimos que emprender el regreso al hotel.

 

     El día 19 por la mañana salimos para conocer en el Valle de Hecho otro típico pueblo pirenaico, con sus recias construcciones de piedra con pequeñas ventanas y grandes chimeneas para protegerse del frío. Desde allí nos dirigimos al Valle de Ansó, a un pueblo algo mayor que el anterior, en el que visitamos su preciosa iglesia gótica explicada por una guía local (una feligresa de Ansó), que nos hizo pasar a la sacristía, donde se guardan los ornamentos y los libros sagrados, así como cálices y copones; después accedimos, en una planta alta, a un museo etnológico, donde se conservan piezas de gran valor histórico. Esta visita nos satisfizo plenamente.

 

     Regresamos al hotel para  almorzar y salir de inmediato hacia el Monasterio de Leyre, donde nuestra guía había concertado la visita para las cuatro de la tarde. En el recorrido por las instalaciones monásticas y la basílica, la guía del Monasterio nos fue dando información que abarcaba desde su fundación hasta nuestros días. Tras la visita emprendimos regreso al hotel.

 

     El día 20 por la mañana nos desplazamos hasta Huesca para realizar una visita a pie por el centro histórico de la ciudad, acompañados por guías. Visitamos el barrio antiguo, la Iglesia de San Pedro el Viejo, la Catedral y el Ayuntamiento. A destacar, dentro del palacio municipal, el enorme cuadro que hay en la sala de sesiones, titulado “La campana de Huesca” digno de admiración.

 

     Tras esta visita tuvimos tiempo libre en la ciudad para dar un pequeño paseo, realizar algunas compras y tomar algún aperitivo.

 

     Fuimos en autobús al restaurante para el almuerzo, y terminado el mismo tomamos rumbo hacia el Monasterio de San Juan de la Peña, que si bien algunos ya conocíamos, no nos dejó de cautivar una vez más por su singular emplazamiento y belleza arquitectónica.

 

     El día 21 nuestro destino fue la ciudad de Pamplona. A nuestra llegada nos recibió una guía local que nos llevó a realizar una visita panorámica en autobús para que pudiéramos conocer el ensanche de la capital de Navarra, donde se ubican las distintas universidades, públicas y privadas, los centros médicos y asistenciales y la zona residencial. Dejamos el autobús en el centro urbano para continuar la visita a pie. Fuimos a la Plaza del Castillo, Cuesta de Santo Domingo, calle Estafeta, Catedral, Plaza de Toros, Ayuntamiento, etc.

 

     Cuando la guía se despidió, nos quedó tiempo libre para las compras o para ir a degustar los famosos “pinchos”. Nos reunimos a la hora acordada en el restaurante elegido para almorzar.

 

     Tras el almuerzo, visita “obligada” al  Café Iruña, degustando sus famosos cafés. De nuevo al autobús, que nos llevaría a Sos del Rey Católico, pueblo medieval que incluimos en el recorrido por su interés monumental; ciertamente no nos defraudó, aunque tuvimos que acortar la visita porque la tarde estaba lluviosa. Así que regresamos a nuestro hotel bien entrada la tarde. Un poco fatigados sí que estábamos.

 

     El día 22, que le correspondía descanso al chófer, lo dedicamos a conocer Jaca, capital del valle del Aragón, cargada de historia y que ha sido hasta hace pocos años plaza fuerte militar por su situación fronteriza, si bien en nuestros días esta condición se ha vista sensiblemente reducida. Acompañados por nuestra guía visitamos los lugares más emblemáticos de la ciudad, como la catedral de San Pedro, la Torre del Reloj, el Ayuntamiento, el Puente de San Miguel, y ya cuando se despidió la guía, algunos fueron a visitar la Ciudadela-Castillo de San Pedro por su cuenta. En conjunto pasamos una mañana distraída a pesar de la lluvia y el frío reinante, porque nos gustó todo lo que vimos, con magníficas y ocurrentes explicaciones de nuestra guía, que nos demostró su alta cualificación profesional. Antes del almuerzo todavía pudimos degustar algunas especialidades gastronómicas jacetanas.

 

     Comida en el hotel, y dedicamos la tarde a preparar las maletas; algunos volvieron al centro de Jaca para realizar las últimas compras.

 

     El día 23 tomamos el camino de regreso a nuestras casas, aunque no directamente. Hicimos  un desvío para ir a visitar el Monasterio de Piedra. En una mañana espléndida, recorrimos parte de aquel parque natural donde el agua es su mayor protagonista, torrentes, cascadas y lagos forman parte de aquel precioso entorno. Hubimos de caminar largo tiempo por senderos no fáciles de transitar, aunque afortunadamente todos superamos bien la dura prueba. El esfuerzo valía la pena. Terminado el paseo, fuimos a ver el Monasterio y sus instalaciones y de allí al restaurante para reponer fuerzas.

 

     Después de comer volvimos al autobús para hacer el último trayecto. A partir de Teruel, donde  hicimos una parada, la tarde se metió en lluvia, que nos acompañó prácticamente hasta el límite de la provincia de Alicante.

 

     El viaje resultó muy bueno, aunque ciertos detalles se pueden mejorar. El grupo, magnífico. Los responsables de Jubicam, Emilio Galiana y Ernesto Rodríguez, siempre pendientes de todos, una vez más dieron la talla, como nos tienen acostumbrados.

 

     La parte negativa del viaje la padeció la compañera María Ródenas, que al bajar del autobús en Pamplona apoyó mal un pié y se fracturó un metatarsiano, que hubo que escayolarle en Jaca, y los dos últimos días de viaje la vimos sufrir por este problema. Con la accidentada Emilio se desvivió. Y hay que mencionar el papel de Mari Carmen, la esposa de Ernesto Rodríguez, que desde el mismo momento del percance se convirtió en el Ángel de la Guarda de la lesionada,  ayudándole a todo cuanto necesitó. En nombre de Jubicam, ¡muchas gracias, Mari Carmen! Y nuestro deseo de una pronta recuperación para María Ródenas.

 

     Con mi saludo mas cordial, ¡hasta siempre!

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