Bienvenida, soledad,
si vienes si se te invita,
pero eres más bien maldita
cuando llegas sin llamar.
Cuando te muestras amiga
eres maestra del alma,
la dispersión se mitiga
y das consuelo, das calma.
Bienvenida, soledad,
qué dulce tu compañía,
me envuelves con tu armonía
y me inundas de tu paz,
me haces que viva por dentro,
respetas mi libertad.
Mas cuando no se te quiere,
qué amarga y qué cruel eres,
cómo entristeces el alma,
cómo la angustias y hieres.
Eres una paradoja:
para unos buena y hermosa,
para otros desolación
que los mata y acongoja.
Eres dulce y generosa.
Si la mano se te tiende
la besas y en ti reposa,
pero si se te retira,
como una fiera la muerdes
y la dejas malherida.
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