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¿ESPAÑOLES SIN FUTURO?
EN TORNO A UN FORO DE DEBATE
(por Francisco Bernabeu)

Francisco Bernabeu


     Han transcurrido veloces los días desde aquel XXXI Foro de Debate que con el titulo “Construir juntos un futuro común” abría el espacio de su IV Ciclo (2008/9). Entonces decidí que me debía a mi mismo y al objetivo que tiene establecido nuestro Programa Cultural Intergeneraciones, dejar constancia, y en definitiva afirmar con énfasis no exento de emoción personal, mi identidad de ideas y sentimientos con la exposición, el contenido y la forma con que llevó a cabo su desarrollo el ponente Luis Die Olmos.

 

     Es sabido que los Foros, y las consecuencias de acción cultural que desearíamos atribuirles, nos permiten aspirar a dar respuesta a muchas preguntas, y también a plantearnos tareas personales muy interesantes.

 

     ¿En dónde radica –y en ello mi interés- la profundidad del mensaje recibido aquel segundo martes de octubre del 2008, que trastornó en breves momentos nuestro mundo de ideas? Tras la solvencia de los datos y la seriedad de los informes, ¿qué hacer frente a los estereotipos predominantes en los medios de comunicación y las desviaciones intencionadas que vivimos y protagonizamos como miembros de la sociedad española actual?

 

     Quizás debamos indagar y reconocer por qué causas no estamos dispuestos a revivir el acontecer histórico (no discutible) de aquellas personas que han representado el mestizaje en Iberoamérica, que han sido pobres y han sufrido las consecuencias de ser pobres, que han protagonizado y padecido la emigración y el desarraigo por muy diversas circunstancias.

 

     ¿No será que tenemos miedo a cómo puede afectarnos un futuro inevitable?

 

     Puede ser, y así debo manifestarlo después de aquel Foro, que deseemos estar instalados en la seguridad conseguida, en la edad, en el confort, en las garantías de un nivel económico suficiente, y, como consecuencia, estemos dispuestos a rechazar a toda costa cualquier aventura o peligro que nos aceche. ¿Cómo ignorar tanta realidad constatada?

 

     En el momento presente, sin duda la pregunta más comprometida que puede hacerse es: ¿dónde están las voces, los proyectos de los intelectuales, los entusiasmos de los políticos, las decisiones de los gobernantes españoles tendentes a superar –insisto, hoy- todo condicionamiento de un pasado doloroso ya extinguido y abrirse a un mundo nuevo en un recientemente estrenado siglo XXI? ¿En qué lugar quedan quienes desean abiertamente una sociedad en la que se compartan y asuman problemas de pobreza, culturas, sentimientos religiosos y aspiraciones de una nueva humanidad ya posible?

 

     Compartir, comprender, asumir. Nuestro historial de emigrantes debería abrir las mentes a la evidencia de que se vive una era de mestizaje cultural que reclama respeto y empatía ante “lo otro”, y una relación noble y cordial con “el otro”. Es la manera más positiva y sensata de “Construir juntos un  futuro común”.

 

     Un saludo afectuoso.

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