Índice de Documentos > Boletines > Boletín Marzo 2009
 

Vicente Esteve

   AL HABLA CON...
MIGUEL PERIS COSTA
(por Vicente Esteve)

 

Al norte de la provincia de Alicante, en la comarca de la Marina Alta, se encuentra la localidad de Benidoleig, cuya economía depende de la agricultura: el cultivo más extendido es el de cítricos siendo también importante el de olivos y almendros. Actualmente existen diversas urbanizaciones donde residen habitantes venidos de toda Europa y que completan una población de más de 1500 habitantes, pero, cuando hace casi 67 años vio la luz nuestro benidolechero Miguel, eran tan solo 719. ¿Casi todos familia, no?  

– Pues bien dices, casi. Mi infancia fue de color de rosa, hijo único y padres, tíos, abuelos, primos, todos enamorados del “chiquet” aunque no me considero un niño malcriado. Desde la escuela del pueblo siempre estuve junto a mi esposa Ángeles, ella en la clase de las chicas y yo con los chicos, pero al salir jugábamos juntos porque somos de la misma edad. Tomamos juntos la primera Comunión y ya me gustaba como novieta. Con once años fuimos a la academia San Buenaventura de Pedreguer a estudiar el Bachillerato pero como yo no tenía muchas ganas de estudio, mis padres me internaron en el colegio de los Padres Dominicos de Valencia (el año que la capital sufrió la riada). Terminé el Bachiller, pero como los estudios no eran lo mío a pesar de la insistencia paterna, pues me volví al pueblo ¿por la novieta? Hice unos cursos de mecanografía y secretariado, saqué el título de Técnico Contable y sin darnos cuenta nos hicimos novios, no se desde cuando porque creo que siempre lo fuimos. Me marché voluntario al servicio militar para no depender del sorteo que te podía enviar a África o al norte, lejos de casa. Cuando acabé la mili entré en la Caja y al año y medio Ángeles y yo nos casamos. Tenemos un hijo y una hija que nos han dado 4 nietos encantadores que son nuestra alegría y como vivimos en la misma localidad, a unos escasos 100 metros, con solo asomarnos al balcón casi siempre los vemos por la calle.

 

¿Cómo fue entrar en la Caja?

– En el año 1964, la entonces CASE tenía previsto abrir una sucursal en el pueblo, y mis padres se enteraron de que buscaban a una persona joven con estudios y bien relacionada en la localidad; se lo comentaron al Sr. Grimalt y éste me propuso al Director de la oficina de Ondara, D. Matías Más (fallecido). Me aceptó como posible candidato y, a la vez que hacía la mili en Valencia, fui a realizar prácticas en su oficina hasta que se acabaron las obras de la nueva. Le había expuesto el asunto al capitán de mi compañía, excelente persona (yo estaba enchufado) que me dio permiso para irme a casa los lunes y volver el sábado por la mañana para hacer mis guardias todos los sábados y domingos. Me licenciaron del servicio militar 15 días antes para poder hacerme cargo de la oficina y así fue como el 1 de septiembre de 1964 se procedió a la inauguración de la oficina en Benidoleig. Un acontecimiento por todo lo alto; bendición por el Párroco, asistencia del Director Comarcal (ahora de Zona), miembros de la Junta de Ondara y de la comarcal de Denia, empleados y directores de las oficinas de los pueblos limítrofes de Vergel, Pedreguer, Gata, Orba y Beniarbeig, y se invitó a todos los vecinos a un vino de honor en un bar del pueblo, que costó a la Caja 9000 pesetas. La cuenta número uno la abrí a nombre de la Patrona de la iglesia, “Santa Bárbara”, con 2000 pesetas, (equivalentes a dos mensualidades de mis haberes), y hasta final de año cada apertura de cuenta se premiaba con 5 pesetas estampando con un sello de caucho en la primera línea PROCEDENTE DE DONATIVO. Con una moto “ISO”, propiedad de la Caja, me recorrí junto a Antonio Ortolá, asignado para ayudarme, todos los pueblos limítrofes con reintegros que nos firmaban los clientes para cancelar sus cuentas en diferentes bancos y abrirles libretas en nuestra Caja. Al finalizar el mes teníamos un saldo de siete cifras. Recibí la felicitación de D. Antonio Ramos que significó mucho para mi carrera profesional. Fui Auxiliar, Oficial 2º y 1 º, estuve en sustituciones por toda la zona y había noches que llegaba a casa a la una de la madrugada. Como anécdota diré que cuando en Beniarbeig sustituía a mi gran amigo Roberto Colom, su mamá, la señora Paquita, me traía el almuerzo en una bandeja de plata cubierta con una lujosa servilleta y con los bocadillos de jamón, atún, etc. y su cervecita, que yo devoraba en el despacho. En los años 70 estaba en sustituciones de Central José Mª Alonso, todavía  en  activo  y con 50 años en la Caja, quien fue un referente en mi vida. Fue tanta la amistad que nos seguimos llamando “hermano”. En el año 79 fui víctima de un atraco, con pistola en la garganta, y D. Matías Mengual, Director de Zona de Denia, me facilitó cambiar a la de Pedreguer donde en el año 90 fui Director. En el 95 salí para dirigir  un par de oficinas hasta el 2000 en que me propusieron la prejubilación y acepté.

 

¿Y entonces, qué hiciste?

– Pues creo que casi lo de todos; libre de las obligaciones laborales, dedicarle mi tiempo libre a la familia. Mi madre, ya mayor, necesitaba nuestra atención hasta que falleció con 93 años. Recibir las visitas continuas de nuestros nietos y disfrutar haciendo simplemente lo que me da la gana. Tengo tierras y me gusta la agricultura; le dedico tiempo y le saco bastante rentabilidad económica que me permite hacer viajes para esquiar, que es el deporte que más me ilusiona.

 

Es decir, que de viajes bien ¿no?

– Pues sí, el año pasado estuvimos en Viena, Estados Unidos, Londres y Escocia y este año hemos ido ya a Chile, en abril vamos a Berlín, en junio al norte de Alemania con la familia y en septiembre con JubiCAM al crucero Fluvial si todo sigue igual. De los que mejor recuerdo guardo son los que hago a las estaciones de esquí en Andorra “Gran Valira”, La Molina, Boi Taull, Pal, Sierra Nevada… Me encanta esquiar y todos los años hago un viaje fijo con los alumnos y profesores de dos colegios de Denia.

 

¿Cómo fue entrar en la Junta Directiva?

– Me lo ofreció nuestro presidente Pepe Barberá, gran amigo desde que nos conocimos en un viaje inolvidable que hicimos a Venecia por los carnavales de 1987, y cuando como consecuencia del fallecimiento de nuestro querido amigo Antonio Timoner, quedó la vocalía de la Marina Alta sin representante, y lo acepté. Fui colaborador del Boletín en su fase inicial virtual compaginando con Miguel Morote su publicación en la web; tuve que hacer un cursillo de informática para enseñarme a colgar los artículos, navegar, enviar correos, me encanta estar delante del ordenador pero estaba muy limitado y se buscó a un informático de verdad y se cambió a lo que hoy día tenemos.

 

De salud ¿bien?

– No puedo quejarme, de momento, perfecto; procuro cuidarme, hago deporte, me desplazo en bici por los diferentes lugares del pueblo, no fumo, no tomo bebidas alcohólicas, duermo siete horas diarias y soy feliz ¿qué más puedo pedir? Me levanto a las 5’30 de la mañana (me acuesto a las 10 de la noche) desayuno mis cereales y fruta, saco a mi perro Tom de paseo y en el bar de la esquina tomo mi café con los amigos de siempre y charlamos de casi todo, fútbol, agricultura, mercado de la naranja… pero no tocamos la política porque somos de diferentes ideologías y nos respetamos. Según el tiempo cojo la bici o el coche para ir al gimnasio en Denia y allí trabajo todos los músculos con las correspondientes máquinas sin pasarme de mis posibilidades, luego sauna y a veces jacuzzi, ducha y a casa. Hago mis compras light y suelo ir a los campos para ver la faena, por si tengo ganas de hacerla por la tarde; pero si la cosa se complica o no me apetece, tengo a una persona que me lo hace en ciertas épocas del año.

 

Y para terminar ¿Cuál es tu gran sueño?

– Que toda mi familia esté unida, que disfrute de un perfecto estado de salud, que la felicidad y el amor actual perdure el resto de nuestras vidas y, si es así, seremos felices.

 

Y nosotros que lo veamos.

Volver