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Manuel Gisbert Orozco

 

LA CRISIS

 

(por Manuel Gisbert Orozco)

    

Yo solo escucho la radio por la mañana, cómodamente sentado en mi poltrona y a la espera de disfrutar de mis momentos colhogar.

 

Los tertulianos de la emisora que sintonizo, igual da una que otra,  defienden sus ideales políticos con inusitado ardor y al final ya no sabes si son tertulianos o políticos. Hablan de la crisis sin intentar dar soluciones y cada uno solo esta preocupado de echar la porquería al corral ajeno.

 

Finalmente, hastiado, apago la radio echando de menos una voz neutral que explique exactamente las cosas como son y no según el color del cristal con que las miran.

 

¿Qué es la crisis? La crisis eres tú. Respondería el poeta. En realidad creo que la crisis no existe, es únicamente otra forma de ver la vida.

 

Hay industrias que llevan setenta años de crisis, pero ahí están. Las que han desaparecido es porque no han sabido amoldarse a las circunstancias.

 

¿Qué me dicen de la construcción? Pues que está igual que estaba en el año 1993. En el ínterin unos han conseguido, gracias a ella, ponerse las botas, aunque otros ahora no pueden ni siquiera andar de lo apretadas que les quedan.

 

¿Están en crisis los pensionistas? Nunca han estado mejor. Ven como los precios bajan hasta estar incluso en deflación, mientras las pensiones se mantienen porque no ha nacido todavía ningún presidente de gobierno que se atreva a bajarlas y aspire a ser reelegido en las próximas elecciones.

 

Los emigrantes son sin duda los más perjudicados, pero tienen la ventaja de estar ya acostumbrados. El otro día leí en un periódico una entrevista realizada a cinco señoras de nacionalidad rumana, interesadas en la fundación de una especie de sociedad que facilitase su integración en nuestra cultura. Decían entre otras cosas: que después de cuarenta y nueve años de comunismo en los que habían vivido perennemente en crisis, ésta no les afectaba. Incluso daban soluciones: en vez de vivir cada familia en un piso, se juntan cuatro en uno solo y se ahorran tres alquileres. A la vez, se realizan comidas de supervivencia, tipo rancho, que permiten subsistir a la espera de tiempos mejores.

 

En Internet la culpa de la crisis se la otorgan a los bancos por restringir los créditos, y para demostrarlo ponen el siguiente ejemplo:

 

Un noruego acude a un hotel y entrega un billete de cien euros de fianza para realizar la reserva de una habitación, con la condición de que esa cantidad le será reintegrada si por motivos de fuerza mayor finalmente no llega a ocuparla.

 

El hotelero paga los cien euros al carnicero, éste entrega el billete al matadero, cuyo gerente lo aprovecha para liquidar una deuda que tiene con el transportista (la cadena puede ser interminable pero vamos a abreviar); éste lo entrega a una prostituta para liquidar varios servicios pendientes y ésta aprovecha para entregárselos al hotelero, que está a punto de desahuciarla.

 

En esos instantes llega el noruego, cojeando visiblemente y apoyado en un cayado, diciendo que ha sufrido un accidente y que tiene a su esposa ingresada en el hospital; que le será imposible disfrutar de la habitación reservada, y viene a recuperar la fianza.

 

El hostelero le devuelve los cien euros y el noruego se marcha ignorando que ha actuado de banquero y ha solucionado una interminable sucesión de problemas que sin comerlo ni beberlo tiene a  la gente inmersa... ¿en la crisis?

 

Menos mal que como el tiempo, esto es cíclico. Todo es cuestión de esperar quince años más.

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