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UN ZAPATO DE DISEÑO
(por José M. Quiles Guijarro)

José Miguel Quiles


La compraventa es una actividad puramente artística, en ella intervienen -como en la música y la poesía- el instinto y la inspiración a partes iguales. Los tratados de economía se detienen en las cifras, no llegan nunca a la sustancia misma del comercio. Y donde se respira al desnudo el aroma de este difícil arte heredado de los fenicios, es en los mercadillos al aire libre.

 “…Santiago Fernández, con puesto fijo en Benidorm, ropa interior de señora y caballero y más bien cosa de verano, camisetas y ropa de sport”.

Santiago Fernández es parte esencial de la economía del país. A las 9.30 de la mañana, con el último buche de su café con leche, Santiago hace un enjuague bucal, las mejillas en globo, como medida higiénica y profiláctica y con esa euforia súbita que contagia el café, Santiago da una enérgica palmada en el aire y le grita a los habitantes del mundo:

- ¡Qué braguitas tengo, chiquilla…! ¡¡Pero quee braguiiitaas teengoo!! Cinco euros tres braguitas… cinco euros tres braguitas  ¡La que no lleva bragas esta mañana es porque no quiere..! – (y para sí mismo bromea: “…alguna habrá sin bragas…”.)

Santiago Fernández con puesto fijo en Benidorm, ropa interior… suele repetir un pareado a lo largo de la mañana, pregonando su mercancía:

- ¡Moda, oportunidad, fashion y calidaaad!... Cinco euros tres braguitas, a elegir color… mira chiquilla que cosa más fina… ¡Moda, oportunidad, fashion y calidaaad!

Miguel Reina Cortés, sin embargo, jamás caerá en la ordinariez de dar una voz pregonera, él vende “zapato de calidad, lo mío es de diseño, ” . Miguel Reina Cortés es un aristócrata del mercadillo. Un fenicio con estilo. Gitano él, de mediana edad, señorito él, bien parecido, con un cabello gris bien peinado y un bigote a tiralíneas, perfil de actor de cine mejicano, aire de persona circunspecta. Lo suyo es el zapato de caballero, “pero zapato bueno, de calidad, no de lo que venden por ahí…”, Cuando alguien se acerca a su puesto Miguel Reina Cortés le dice con voz hueca y cómplice:

- Caballero esto es todo de diseño ¿eh? todo zapato de diseño…- El cliente al coger el zapato en sus manos suele decir al vendedor:

- ¡Pero… este zapato está usado…! - porque en efecto es un zapato que está usado. Entonces Miguel Reina Cortés despliega su magisterio:

- Perdón ¿dice usted caballero…usado…? – Sorprendido Miguel, coge el zapato con la yema de los dedos como si de una pieza de alta joyería se tratara, lo mira, limpia la suela con una bayeta que tiene al efecto y, ya limpio, lo muestra a su cliente en toda su prestancia:

- Ahí tiene usted… tenga en cuenta que este zapato ha hecho pasarela… por eso ve usted polvillo en la suela, el zapato de diseño tiene eso. Esta “pieza” no la encuentra usted en el Carrefour, ni en el Cortinglés… - y Miguel Reina Cortés, con elegancia, sostiene durante unos segundos la pieza a la vista del cliente, siempre con la yema de los dedos, y luego la vuelve a dejar en exposición.

Y es tal la expresión de su gesto, el tono convincente de su voz, la seguridad de sus palabras, que al cliente le excitan el deseo y al instante empieza a mirar la “pieza” con un cierto anhelo: “Desde luego se ve de piel, piel, buen zapato sí que se ve que es…” “¿será de diseño…?”.

La deseabilidad del cliente es el principio fundamental de la compraventa, la sustancia misma del negocio y esto solo funciona a base de arte. Paul Krugman, nos hablará del PIB, pero eso son matemáticas, no hay creatividad.

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