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EL INGENIO PUBLICITARIO
(por Gaspar Pérez Albert)


     El mundo de la publicidad, ya sea en medios escritos o audiovisuales, cada vez exige a sus creativos un esfuerzo mayor a la hora de elegir su lenguaje, frase o texto a utilizar con tal de conseguir un reclamo eficaz y convincente capaz de llegar al consumidor, con el fin de incrementar las ventas del anunciante mediante el aumento de la confianza y grado de aceptación del producto que se anuncia. Mas no me parece un buen ejemplo de ello lo que desde hace varios días vengo escuchando en una radio: el anuncio de una clínica –que no hospital ni sanatorio-, en la cual tratan de diagnosticar todo tipo de enfermedades, sobre todo externas o estéticas, mediante los más modernos medios dotados con la última tecnología. El anuncio en cuestión termina con la frase “diagnosticamos salud”.

Resonancia magnetica     Para mí, desde mi modesto entender, tal frase me resulta ambigua y hasta contradictoria. Me explicaré: cuando vamos a un médico, lo más normal es que nos diagnostiquen, la mayoría de las veces, algún que otro achaque, más o menos grave o preocupante, y más teniendo en cuenta la precisión y fiabilidad de las citadas nuevas tecnologías. Esto ocurre en un porcentaje altísimo de los diagnósticos emitidos por profesionales médicos y solo en un casi insignificante número de casos, si es que los hay, nos dirán que estamos completamente sanos. Es lo normal, porque entiendo que lo que se diagnostica siempre es alguna que otra anomalía física o psíquica que, casi con toda seguridad, padece nuestro cuerpo o nuestra mente porque su funcionamiento vital es bastante complejo y expuesto a numerosos y distintos riesgos. Además, hablando en general, nadie o casi nadie, va al médico si se encuentra totalmente bien e incluso si las molestias que padece son muy pequeñas. Por tanto, lo que se viene diagnosticando en una abrumadora mayoría de los casos es “ausencia de salud”, o sea, precisamente todo lo contrario de lo que proclama la referida clínica, y muy pocos profesionales se atreverían a certificar, al cien por cien, que estamos completamente sanos, aún contando con las más sofisticadas y modernas técnicas y aparatos que les puedan facilitar su infalible visión y opinión del problema. Por todo ello resulta extraño que puedan diagnosticar salud, y hablando vulgarmente, lo que es lo mismo, que estamos sanos como una manzana y fuertes como un roble, de una forma totalmente segura y como la cosa más natural del mundo, como el que vende cualquier producto que exista en el mercado, tras pasar exhaustivos y obligados controles de calidad.

     Por otra parte, nosotros los cristianos, tenemos la creencia y convicción de que diagnosticar salud, en el presente y en el futuro solo puede hacerlo nuestro Dios, el Sumo Hacedor, con todo nuestro respeto a todas las religiones o creencias.

     Pensándolo detenidamente, creo que lo que debería decir en su mensaje el anunciante es que puede ayudarnos a recuperar nuestra salud, perdida en mayor o menor grado, y que con su ayuda podremos, sin duda, conseguirlo. Es la única opción lógica que puede y debe ofrecernos. Para ello podría cambiar su slogan y decir “facilitamos salud” o “proporcionamos salud”, por ejemplo. Seguramente eso es –beneficios aparte- lo que en realidad pretende. No me quisiera comparar con los creativos publicitarios al exponer estas ideas, tal vez absurdas, pero tampoco quisiera crear cierta confusión, como ellos, que con su “diagnosticamos salud” han creado, probablemente, en ciertas mentes tan limitadas como la mía. Y precisamente por ser tan limitadas mis entendederas en materia de publicidad, lo lógico es que me produzca cierta perplejidad el diagnóstico en cuestión, y así quisiera dejarlo reflejado en este comentario, por si alguien puede y quiere aclararme mis confusos pensamientos al respecto.

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