Como ya es sabido, nacimos como proyecto el 29 de junio de 1993 durante el desarrollo de un Encuentro Intergeneracional y una Convención de Jubilados de las Cajas de Ahorros Europeas. Y sucedió en el Parlamento Europeo en Bruselas, en el que rendimos un sentido homenaje a los creadores y defensores de la Unión Europea con la admiración, apoyo y deseos de éxito de los Organismos Oficiales vigentes que participaron en el acontecimiento.

     Y entonces ya demandábamos con fe:

 a) “La exigencia de una clara definición en el Acta Social Europea del espacio propio que nos corresponde como consecuencia de nuestra importante y probada vocación para colaborar y servir en las instancias de nuestras múltiples competencias.”

 b) “Nuestra participación directa, solidariamente y con los representantes de grupos pertenecientes a otras generaciones, en organismos nacionales y europeos que están llevando a cabo todo cuanto concierne al área social de la integración comunitaria.”

 c) “El derecho a la percepción de jubilaciones dignas que mantengan de modo permanente, mediante las revisiones automáticas que procedan, su poder adquisitivo.”

     Cuando en estos momentos recuerdo a todos tales circunstancias en este breve comentario, tengo delante la noticia de que los veintisiete países que hoy constituyen nuestra Unión han aceptado la Unión Mediterránea como una necesidad, tomando en consideración motivos que nosotros hace diecisiete años -como grupo incipiente- tuvimos muy en cuenta representando a Asociaciones y compañeros de  Bélgica, España, Francia, Italia y Portugal.

     Tenemos, pues, muchas razones para reivindicar.

     A mi juicio y pensando siempre en la misión social y cultural que nos impusimos, no se puede comprender una cultura occidental sin Europa; y es inconcebible una civilización futura en la que los mayores no exalten y actúen desde sus raíces filosóficas y espirituales mediterráneas.

     Siempre hemos sabido de nuestra modestia y las limitaciones que nos acompañan como grupo, pero estamos dando el testimonio que nos corresponde.

     En la exaltación de tantos esfuerzos, sacrificios y entusiasmos, por favor, aceptadme un llamamiento: Que nadie, con un mínimo sentido de responsabilidad social y madurez humana deje de apoyar a nuestra Agrupación, desde la dignidad que nos confiere ser ciudadanos europeos, partícipes de modo directo o indirecto de los acontecimientos que hoy conmueven al mundo, en un escenario universal y de Europa en particular.

     Estamos viviendo con dificultades crisis de gravedad, inevitables en la nueva sociedad que da razón a nuestra existencia, y por ello, desde la historia protagonizada, debemos exaltar la fecha del  29 de junio de este año 2010.

     Un fuerte abrazo para todos.