En tu mundo de sueños me tomaste
por caballero, que tus sueños protegía.
Brioso corcel, brillante coraza
y mi lanza que, enristrando tus temores,
dulces sueños en tus noches permitía.
De tus sueños, tan dulces, despertaste
al brindarnos la aurora un nuevo día
y en mi brazos de nuevo te entregaste
en aquel sueño al que, aun despierta,
te aferrabas con tesón y gran porfía.
|
Besé tus labios, acaricié tu rostro
y sentiste que mi cuerpo te cubría
en abrazos y caricias, como en sueños,
alejando de tu lado los temores
bajo aquel sol brillante que lucía.
Dulces sueños, durmiente doncella
que despiertas con mis besos cada día.
Ojalá vivas siempre dulces sueños
y, brioso corcel, brillante coraza,
sea yo tu caballero de por vida. |