El paso lento de los días,
la rapidez de nuestra vida.
El viejo Einstein ya sabía
que para el tiempo hay más medidas.
Siento bajo el suelo
el lodo que ensucia el pelo
aquel mi hogar de cualquier sitio.
Hoy soy de aquí, de donde piso.
El día más insospechado
me desperté con la entereza
de no hablar más de mi pasado
y perdí peso en la cabeza.
Deambular mirando el suelo
tropezar con un pañuelo
rodando sobre vía estrecha
torcida a veces y derecha. |