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Demetrio Mallebrera Verdú

A corazon abierto
(por Demetrio Mallebrera Verdú) 

"PRECISO ES QUE HOY EMBORRONE UNAS CUARTILLAS"


     Fiel al compromiso contraído en 2008 de dedicar unas jornadas cada dos años a estudiar la figura de su hijo ilustre (título concedido en 1946), el Ayuntamiento de Monóvar ha celebrado a finales de abril de este 2010 el II Congreso Internacional AZORÍN cuyos ponentes y especialistas han fijado su atención en el “Azorín periodista”, estudio que supone otear la vida entera de nuestro maestro de las Letras españolas.

 

     Además de sus más de cien libros, muchos de ellos recopilando precisamente artículos aparecidos en prensa, ya se ha cifrado (porque va apareciendo material nuevo) en 6.000 el número de artículos que el maestro de Monóvar llegó a escribir, lo que parece increíble o extraordinario, y en verdad lo es, puesto que también tocó otros géneros que no rozan siquiera el prototipo de artículo de prensa si pensamos, por ejemplo, en sus obras de teatro, en sus discursos o conferencias, en sus novelas, en sus relatos… Porque el secreto está en la necesidad que este hombre ilustre tuvo de redactar sus impresiones de la vida a diario, de un modo esquemático, fijo, disciplinado en horario, buscando el momento más silencioso y convirtiendo su afición en oficio (¿o fue al revés?), bien fuera de forma manuscrita o mecanografiada, sin dejar ninguna fecha en blanco.

  

     Así justificamos el titular que le hemos dado a esta colaboración, como texto sumamente expresivo de lo que acabamos de comentar, entresacado de las conversaciones que el escritor tuvo con su biógrafo Santiago Riopérez; si bien aquí añadiremos lo que él mismo sigue diciendo: “Me veo en el duro trance de coger la pluma para borrajear con desgana, entre bascas y esfuerzos de la voluntad, un artículo de cualquier cosa.” Está diciéndonos tres cosas: la primera tiene que ver con la situación que ve en España a finales del siglo XIX cuando toma la decisión de irse de Valencia (donde estudiaba Derecho) a Madrid (creyendo ingenuamente que en la capital encontraría un espacio más desahogado para expresarse, y más oportunidades), y en su fino espíritu se estaba debatiendo una lucha interior de rebeldía en torno a la forma de ser hispana y a los sucesos que se producían; segunda, no todos los días sabe uno qué decir, pero qué bueno estar comprometido con una empresa, con una idea y con uno mismo para producir y sacar cosas adelante; y tercera, a pesar de las dificultades, hay una vocación que pide paso a empujones a pesar de encontrar dificultades y resistencias. Con un agravante: es el momento estelar de los periódicos y hay que estampar en ellos el sello propio y renovador, que unos acogen con agrado y otros con recelo. Así se explica la ingente y casi inabarcable por extensa obra de nuestro pensador literario, renovador de géneros y exigente.

 

     Y de todo esto, quedándose muchos en las circunstancias y pocos en la sensibilidad del autor (de ahí que quien esto firma necesite subrayar su voluntad inquebrantable, su buen gusto, su método sereno y austero, su lejanía de lo frívolo), se ha hablado en este II Congreso Internacional, con intervenciones de figuras literarias y mediáticas de primera línea y la dirección de Miguel Ángel Lozano, catedrático de la Universidad de Alicante, persona imprescindible para relatar cualquier detalle sobre la vida y obra de Azorín, así como al actual director de la Casa-Museo de la CAM José Payá, alentados por el compromiso del alcalde Salvador Poveda y el contagioso entusiasmo de la concejal de Cultura Paqui Parreño. Si bien los azorinianos de siempre hemos echado en falta en los dos Congresos que llevamos, la presencia del primer erudito en la materia, Vicente Ramos, primer director de la Casa-Museo Azorín y adalid en la defensa y difusión de su obra durante décadas, entendiendo (y disculpándole a regañadientes) que haya sido por razones de edad y sus correspondientes achaques. Y para hacer justicia, también hemos visto vacíos, suponemos que por los mismos motivos insuperables, los asientos de honor reservados a otros azorinianos y monoveros reconocidos como Isidro Vidal (que tantos homenajes preparó en torno a Azorín) o a Paco Mira, quien intervino a la hora de que la CAM recuperara para la cultura y la sociedad la Casa-Museo como imprescindible caudal en que beber los estudiosos del maestro, sin olvidar al fallecido Pepe Albert, y sin perder el marco que conforman Casino, gastronomía, campo y paisaje de la ciudad de Monóvar.

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