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VIAJE A LA RESIDENCIA DE TIEMPO LIBRE DE LES
(Valle de Arán)

(por Manuel Cerdá Davó)


     Del 6 al 13 de Abril del presente año 2.010, ocupando totalmente un autobús de 54 plazas, “jubicameros” centralizados en Murcia (12), Alicante (36) y Novelda (6), realizamos el viaje programado al Pirineo leridano, gozando en general de buen clima algo fresquito, y el magnífico ambiente que ofrece una inmejorable compañía, apenas llovió dos días, y la nieve que vimos estaba en la cima de las montañas, lo que facilitó el buen discurrir de todo el trayecto y el cumplimiento del programa previsto.

     El viaje exige recorrer sobre los 800 km tanto en la ida como en la vuelta y emplear los días primero y último del programa, con las paradas técnicas de descanso y comidas, que se desarrollaron con puntualidad tanto en el inicio como en las reanudaciones, llegando a Les sobre las 8 horas de la tarde, como estaba previsto a punto para cenar y alojarse para descansar.

     Todo el viaje fue cómodo por la maestría del conductor que en ningún momento precisó de frenazo alguno, maniobra o giro que no fuera suave, lento y pausado. A la ida y a la vuelta el entretenimiento general consistió en visionar sendas películas, (cuando las “circunstancias” lo permitían), escuchar una “catarata” de variados chistes, y amenizado con un variado repertorio musical.

     Hasta tuvimos la suerte de que, llegando al nuevo túnel de Viella, los luminosos indicaban estar cerrado y una espera de 10 minutos, pero antes de alcanzar el autobús la cola preferente de vehículos y tener que detenerse, cambió indicando la apertura del túnel, por lo que seguimos nuestra marcha “traspasando” los 5.260 metros de su longitud para, dejando atrás la comarca de la Ribagorza, entrar en el Valle de Arán.

     Las “estaciones” de las paradas técnicas se repiten en todos los viajes, en general sin excepciones, destacando por aquellas latitudes el magnífico, por variado y abundante, “Gran Buffet” de Cambrils (Tarragona), sin que, pese a ser menos variado y abundante, haya que dejar de reconocer también la suficiente cantidad y calidad del buffet que diariamente se ha puesto a nuestra disposición en  la Residencia.

     El programa establecido para el segundo día, 7 de abril, fijaba la salida a la ciudad francesa de Saint-Gaudens, con visita a la Colegiata en la que estuvimos asistidos por una guía que hizo una semblanza histórica e incluso nos entregó un folleto explicativo en castellano de su historia, las leyendas de sus tapices de Aubusson y el martirio de Saint-Gaudens, los absidios, el órgano, los capiteles, el claustro, el carillón, etc.

     Como el día estuvo lluvioso, el paseo por la ciudad fue corto y regresamos pronto a la Residencia para el almuerzo. Tras el descanso de la siesta, viajamos por la tarde a la población cabecera de Viella, donde se disfrutó de tiempo libre, pero de poco paseo debido al tiempo “fresquito” y  algo lluvioso.

El grupo      Continuando con el programa para el tercer día, 8 de abril, tuvimos la excursión al Parque Nacional de Aigües Tortes, y la comida en restaurante de Boí situado enfrente del estacionamiento de los taxi 4x4 con los que subimos en grupos de 6 o 7 al Parque. El día fue soleado y se pudo disfrutar de un agradable paseo por la nieve, sin poder completar el recorrido por un camino de madera ya que la nieve caída ya era hielo y los mismos trabajadores que estaban limpiando y despejando el entarimado camino nos advirtieron del peligro y de algún accidente anteriormente ocurrido, por lo que desistimos volviendo al terreno nevado y con cuidado y prudencia regresar todos sanos y salvos para la comida. Aprovechando la soleada tarde se hizo una parada en San Climent de Taüll, en cuya Iglesia sita a la entrada del pueblo y construida entre los siglos XI y XII se pudo admirar una reproducción de su importante conjunto de pinturas murales en el ábside central con el famoso Pantocrátor, los Evangelistas y los Apóstoles, ya que el original de todo ello se conserva en el Museo Nacional de Arte de Cataluña. No obstante se conservan in situ interesantes fragmentos de pintura mural románica entre los que destaca la escena de Caín matando a Abel, además de tallas románicas, el frontal de altar de época románica repintado en el siglo XVI con la imagen de San Clemente, tablas centrales de varios retablos, etc.

     El cuarto y siguiente día, viernes 9 de abril, el programa señalaba volver a Francia para cumplirlo en Lourdes y Betharram. Hubo que madrugar un poco para, tras el viaje, empezar con la visita a la amplia y gran Cueva de Betharram donde pudimos admirar sus majestuosas formas de estalactitas y estalagmitas y, poniendo imaginación, otro conjunto de figuras que parecen formar con la ayuda de las sombras de su iluminación, y que el uniformado guía  también sugiere. En cada etapa de la visita el guía accionaba la correspondiente grabación en castellano que narraba los pormenores del sitio o lugar, pese a que su castellano era claro y fluido, como demostró cuando al finalizar, tras el recorrido en barca por raíles dentro del agua, corrió a la salida para pedir la “propina para el guía” poniéndote la gorra por delante.

     Tras los minutos dedicados a la tienda de recuerdos de la cueva, o refrigerio en la terraza nos trasladamos a la cercana Lourdes, a tiempo para la comida en el restaurante, y posterior tiempo libre hasta la hora de recogida para el regreso.

     Lourdes es un lugar idílico y privilegiado por su geografía, el río, las cercanas montañas con sus bosques, su grandiosidad y que deja huella en el visitante, cualquiera que sea su credo ante tanto visitante y enfermo con fe ciega buscando remedio y cura para sus males. Para todo se forman colas, para pasar por la gruta, para beber el agua que brota del manantial ya canalizada y con salida por muchos grifos de donde se llenan libremente las botellas y garrafas, o simplemente se “echa algún trago”, para dejar la ofrenda de los cirios de variados tamaños, para los reservados en los que se toman los baños, incluso existe el rezo del rosario sin interrupción que vimos con aglomeración de personas, con cantidad de carros y camillas con enfermos. Lo cierto es que no te deja indiferente y que “parece” que todas las casas son hoteles, comercios o restaurantes.

     El sábado 10 de abril estaba programado para Luchón, nombre de la comarca y del pueblo que, con un aire romántico y de finales del pasado siglo,  por sus antiguas y famosas termas, se conoce como Bagnéres de Luchón. Después de caminar por toda su comercial avenida principal y desembocar en la explanada delante del balneario y del parque con su lago y cisnes, nos dimos una vuelta en “le petit train Luchon” por el pueblo conociendo algo de su historia y los lugares y edificios principales y más emblemáticos, según fue narrando el guía-conductor en francés y en un buen castellano. El pueblo cuenta con una telecabina que le une a las pistas de esquí de Superbagnéres.

     La vuelta a la Residencia para comer se hizo por el famoso “Col du Portillon” de 1.380 metros, en cuyo frondoso bosque pudimos observar el gran destrozo que había hecho un pasado vendaval, con multitud de gruesos y grandes árboles arrancados de cuajo del suelo; apenas fueron 18 km hasta desembocar en Bossot, pueblo español que dista unos 4 km de Les y que, en otras ocasiones,  alguno de nosotros anduvo por un paseo interior en la otra parte del río que bordea la carretera, y que pasa por una piscifactoría de esturiones, lo que anima el río de pescadores a la caza y captura de las “fugas” piscícolas.

     Tras la comida y el descanso vespertino, volvimos al cercano pueblo de  Bossot donde pasamos la tarde paseando, viendo escaparates y tomando un refrigerio.

     El 11 de abril, por ser domingo, estaba predestinado para Saint Bertrand de Comminges y el consiguiente “traslado ambiental” a la Edad Media. Son “tres casas” de venta de recuerdos arriba de una loma que corona la Iglesia-Catedral en la que escuchamos y participamos en la solemne misa, con órgano y coro “ad hoc” y de los asistentes, debidamente dirigidos. Tras las debidas gestiones, se nos mencionó entre los asistentes informándonos además de que también tienen una “Casa” en Banyeres de Mariola y se permitió a un compañero, recordando sus tiempos de maestro, leer impecablemente el Evangelio en castellano. Como el escenario acompañaba con su imponente construcción religiosa de piedra antigua “vestida” con una espléndida sillería de madera tallada que ocupábamos con cuidado y respeto, y el ambiente coral y religioso que seguíamos con un folleto en francés que se nos facilitó, resultó muy emocionante. Al finalizar algunos buscamos, y encontramos, el libro a disposición de los visitantes en el que brevemente narrar nuestra experiencia, magnífica por cierto, y firmar en recuerdo de nuestro paso. Al finalizar, tras unos minutos para “terminarnos” las tiendas, de nuevo al autobús y vuelta a la Residencia. Por la tarde pasamos por Baqueira y subimos hasta Beret, en cuyo Plá o explanada estiramos las piernas y vimos el nevado paisaje durante unos minutos, volviendo al autobús para pasar en Tredós otros pocos minutos y recalar finalmente en el  Parador Nacional de Arties donde pudimos tomar un café y un botellín de agua o refresco, apreciando sus mullidos sillones, butacas y decoración.

     El lunes 12 de abril, programado día libre, no se pudo hacer la visita guiada a Les por ser el día de descanso del guía de la Residencia, y pese a que salió algo lluvioso, cada uno lo dedico a lo que quiso siendo muchos los que “probaron” la línea de autobuses “Alsina Graells” que hace el servicio de transporte interno por todo el Valle de Arán, desde Viella hasta Les, para acercarse a cualquiera de sus pueblos y tanto por la mañana como por la tarde.

     El martes y 13, día de regreso, tocaba “deshacer” la carretera de ida, regresando a nuestros hogares todos sanos y salvos con buenas sensaciones de la “aventura” vivida.

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