Creo en el amor bien correspondido,
en la ilusión que el mismo amor genera
y en el cariño y la pasión intensa,
que son, sin duda, un regalo divino.
Creo en la amistad cuando es verdadera
y está basada en la sinceridad,
en la confianza y fidelidad,
resultando así, fuerte y duradera.
Creo en personas con capacidad
de amar desde el fondo del corazón,
sin malicia y con toda su bondad.
Creo en las palabras, cuando éstas son
promesas ciertas de felicidad.
Creo, en definitiva, en el amor.