Es de perogrullo
que la vanidad
acaba en orgullo.
Si te consideras
superior a todos,
lo tuyo es soberbia.
Una gran codicia
pronto se convierte
en pura avaricia.
Grave error sería
creer que la gula
no es glotonería.
La actitud que empieza
siendo dejadez
no es más que pereza.
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No confundas nunca
la concupiscencia
con pura lujuria.
Jamás en la vida
critiques a otros.
Puede ser envidia.
Ni jamás insistas
en devolver daños
porque así es la ira.
Si en estos pecados,
tal vez, has caído,
no estés enojado.
Solo habrá que darles
su justa importancia,
pues son capitales.
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