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Mi libreta

Gaspar Pérez Albert ____________________

 

 

 



O
tros la llaman cuaderno. Para mí solo es mi libreta. La adquirí hace bastante tiempo, cuando empecé a escribir mis primeros textos, en una de esas tiendas de precio fijo, que tanto han proliferado últimamente. La elegí de las más gruesas y con el papel cuadriculado para poder escribir con mayor comodidad. Pensé que podría servirme para ir esbozando y después corrigiendo y ampliando, lógicamente, mis futuros artículos y poemas.

     Así ha sido y lo que más se ve en ella son cientos de correcciones a todo lo escrito, para pasarlo a otros soportes modernos de escritura, antes de publicarlo o guardarlo definitivamente. Cierto es que cuando empecé con mis primeras anotaciones en la libreta ya existían desde hacía mucho tiempo los ordenadores y otros medios informáticos  donde poder escribir directamente. Sin embargo siempre he preferido escribirlos a mano, aunque tenga que usar muchas tachaduras y correcciones. Luego lo paso a limpio antes de tenerlo listo para su lectura y/o publicación.

     De este modo, mi libreta se ha convertido en el borrador y al mismo tiempo archivo de  mis escritos, en los cuales, además de mi estilo,  -por llamarlo de alguna forma- se puede intuir mi evolución como aprendiz de escritor, a través de los últimos años. Es decir, que también en ella se refleja  un poco mi historia en estos años, tanto en el aspecto literario como en el personal, sobre todo en mi forma de pensar y entender las cosas, que, como en todos, digo yo, habrá evolucionado en mayor o menor medida en un determinado sentido. De eso no me cabe la menor duda.

     Muy poco a poco, voy utilizando el teclado del ordenador para redactar mis textos. Entiendo que de esta forma también se quedará grabado todo cuanto escribo, y debo confesar que al volverlos a visualizar, mis escritos se  me muestran como correctos, limpios y convenientemente ubicados dentro de las correspondientes páginas, lo cual me gusta y me complace. Sin embargo, siempre que puedo prefiero seguir utilizando mi libreta, porque en ella quedan reflejadas las imperfecciones y correcciones, que se pueden ver perfecta y puntualmente. Pienso que así se pueden apreciar fielmente mis aciertos y errores, dando una imagen verdadera y fiable del trabajo realizado. Y así, a la vista de los errores, podré tratar de subsanarlos en futuros textos. Con esto quiero dar a entender que al leer lo escrito en mi referida libreta, ésta me sirve de supervisor, corrector y hasta censor de lo escrito, y todo ello tiene para mí muchísima importancia.

     Por todos estos motivos y por otros que no vienen al caso pienso continuar escribiendo y siempre que pueda lo seguiré haciendo en mi “soporte” favorito, es decir, en mi querida libreta.

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