A Ti me entregó Señor a cada instante,
a Ti me entrego Señor a cada hora,
como el sol al ocaso cada tarde,
como la noche y las estrellas a la aurora.
En ti Señor me dejo toda entera,
lo mismo que la flor que se deshoja
plácidamente en cada primavera,
igual que la semilla que se arroja
humildemente sobre la fértil tierra.
No me apartes Señor de tu mirada,
quiero vivir delante de tus ojos,
pues sin ti Señor no tengo nada,
solo estoy llena de anhelos y de antojos,
de cosas que quiero y que no quiero
y a veces sin quererlo me desbordo
más allá de los lindes del sendero.
Quiero estar allí donde me pongas
mas no me sueltes nunca de tu mano
¿Qué más da ser trigo o amapola,
ser ave de colores o gusano?
Pero allí donde me tengas, Tú me quieras
que allí donde yo quede
sepa demostrar siempre que te amo |