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José Miguel Quiles
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"Tomar el sol"
(Dedicado a Rafael Romeu Baró)

José Miguel Quiles Guijarro ____________________

 

 

 

 

Algo que nos falla a los viejos además de la rodilla, la cabeza y otras cosas, es la capacidad para hacer nuevos amigos. El hombre viejo generalmente es alguien escéptico e independiente que le interesa más estar en paz consigo mismo que tener nuevas experiencias sociales. El humorista Miguel Gila decía que los viejos tienen solamente dos clases de amigos: los de la infancia y los de “tomar el sol”. (es decir los de toda la vida y los de pasar el rato).

 

     El problema es si ese escepticismo que traen los años va acompañado realmente del sosiego interior que la madurez de la persona requiere. Por desgracia, no es así en la mayoría de los casos,  los viejos de hoy no tomamos el sol, ni somos de corrillo y arroz para las palomitas. Aquellos eran unos ancianos amables y pacíficos, con sombrero, que llevaban caramelos en los bolsillos para los niños del parque. La ansiedad es el mal de hoy en día y en algunos casos la vida llega a ser una serena y callada desesperación. Las frustraciones y las heridas que hemos ido recogiendo en la vida, no son mayores que las que tuvieron nuestros padres y nuestros abuelos; nosotros, por ejemplo, no vivimos de modo directo y personal la hecatombe de una guerra y nuestra esperanza y calidad de vida es mayor que la de aquellos, sin embargo el nivel de bienestar es menor.

  

     A nuestra generación le ha afectado el modus vivendi del tiempo que nos ha tocado vivir, un tiempo de vertiginosos cambios e innovaciones, siempre a mayor velocidad de lo que el ser humano es capaz de asimilar. En primer lugar la dependencia masiva de la televisión con la vaciedad mental que ello comporta y la burda manipulación a que nos somete durante muchas horas al día. En este país la televisión modificó la forma de vivir en los años 50-60.

  

     En menor medida el consumismo fácil que nos lleva a un hedonismo como modo de vida fácil y en cierto modo falso (una industria alimentaria basada en el conservante). Las nuevas tecnologías que nos han hecho pasar de la pluma y el tintero que conocimos en la escuela de nuestra infancia al e-mail actual, (de la pluma Corona y la letra redondilla a la Hispano Olivetti pasamos muy bien – os acordaréis -  éramos jóvenes, los correos electrónicos nos cogen más lejos, algunas de las innovaciones informáticas las han hecho jóvenes que podrían ser nuestros nietos, tal es el caso del creador de Faceboock, Mark Zuckerberg).

   

     Por otra parte hay un daño continuo en el subconsciente por el medio físico que nos rodea y que nos afecta más a las personas mayores:  la aglomeración urbana y el tráfico en las grandes ciudades; los avatares económicos, políticos y sociales, sucesos que nos afectan tan directamente; el exceso de  información mediática  (eso que curiosamente llaman el “trending topic” es un ejemplo claro de la influencia de la banalidad y el morbo en la sociedad actual) y sobre todo el constante asedio mental de la publicidad.

  

     Es de esperar que las generaciones que nos sucedan afronten mejor la singular experiencia de vivir y eliminen lo innecesario y lo dañino. En nuestro caso hubo un claro desequilibrio, la ciencia avanzó a más velocidad que nosotros  pudimos ir evolucionando. Según parece un 30% de las enfermedades que aquejan a las personas mayores tienen en común un componente de ansiedad. Y esta falta de paz interior nos lleva a un estado de soledad involuntaria, o sea a no tomar el sol por la mañana con los amigos, como los viejos de Miguel Gila. Observación: Se ha utilizado el adjetivo viejo en un sentido puramente biológico, nunca despectivo.

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