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EL CONCEPTO DE ECONOMÍA
 
Se admite comúnmente que el término “Economía” fue empleado por primera vez por el francés Antoine de Montchrétien de Vetteville, en el año 1613, en el título de su obra “Traité d’économie politique”.

Aunque fue bastante utilizado en la primera mitad del siglo XVIII, el término utilizado en la época es posteriormente olvidado hasta 1733, fecha en que es recogido por Dupont de Nemours en su “Table Raisonnée des Principes d’économie politique” y poco a poco comienza a generalizarse y difundirse a otros idiomas.

La raíz etimológica de la palabra “Economía” está formada por las voces griegas “oikos” (casa) y “nomos” (ley), tomándose ley en el sentido de “administración”, y casa en el de “patrimonio”. Siendo así, Economía quiere decir, pues, administración del patrimonio. Pero, ¿de qué trata la economía?.
En base a dicha raíz etimológica y depurando la infinidad de definiciones que han aparecido durante muchos siglos, hoy se acepta como paradigma conceptual el aportado, entre otros, por Lionel Robbins, que viene a decir “Economía es la forma de satisfacer las necesidades humanas por medio de recursos escasos susceptibles de usos alternativos”. Conformémonos con esta apodíctica definición.

Pero si repasamos la historia y sus autores, a nuestra inveterada Economía no siempre se la ha llamado así. Distinguidos autores han usado otros conceptos. Citemos algunos de ellos.
Por ejemplo, “Crematística”, utilizado por Aristóteles, que tiende a precisarla como la ciencia de la riqueza; “Cataláctica”, término acuñado por R. Whately, ciencia de los cambios; “Plutología”, derivada de “plutos” (riqueza); “Ergonomía”, de “ergos” (trabajo); “Chrysología”, aportado por Rossi, relativo a la riqueza, etcétera, etcétera.

Y luego tenemos el “objeto” que intenta explicar la Economía, cuya variedad es tan intensa como el número de autores que lo han fijado. Destacamos algunos de ellos: “Cómo se forman, se distribuyen y se consumen las riquezas” (Jean Baptiste Say); “Producción y distribución de las riquezas” (John Stuart Mill); “Formas de producción y distribución que dependen de las leyes humanas” (Dietzel, Sax, Philippovitch, Álvaro Florez Estrada); “Los precios y los cambios” (La escuela marginalista, desde Jewons hasta Marshall); “Sistemas de producción y acumulación capitalista” (Karl Marx); y muchos más.

Ante tal calidoscopio de definiciones y de objeto de lo que entendemos por Economía ¿qué podemos hacer? ¿con cuál nos quedamos?. En mi caso, ahora mismo, más que seleccionar la precisa definición o el adecuado objeto, voy a practicar la economía. O séase, me ahorraré el esfuerzo de tener que meditar para poder seleccionar la más oportuna. Entre otras razones porque estoy seguro de que habrá muchas personas que no estarán de acuerdo con mi elección. Ello está en la propia esencia de la ciencia económica que plantea las cuestiones con elecciones alternativas.

 

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