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Los sueños de Don Quijote
presto alertaron mis sueños
reviviendo sus andanzas
por los caminos manchegos.
Cubierta de estrellas
es la misma noche,
y es la misma luna
que veló las armas.
Y son las mismas palomas
del hogar de Dulcinea,
que avizoran lejanías
de molinos y batallas.
Es verdad que en la mente de todos
vive un Don Quijote.
Y es verdad que, sencillo y humano,
en los corazones el que alienta es Sancho.
No cambia el paisaje,
es la misma, dorada, infinita llanura
por la que estos días
cabalgó el recuerdo.
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