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El periodismo efímero

 

JOSÉ FERRÁNDIZ LOZANO

www.joseferrandiz.com

 

No es cuestión de repetir siempre aquello de Lippman: "Tus grandes exclusivas de hoy envuelven el pescado de mañana"; pero sí es oportuno recordar a quienes se sienten sublimes por cualquier intervención periodística –firmar un artículo, una entrevista o un reportaje– el carácter efímero de su obra, carne de hemeroteca o de archivo. Por una casualidad me percaté de que el pasado 26 de octubre se cumplió el 150 aniversario del nacimiento de José Ortega Munilla, padre de Ortega y Gasset. Y por esa misma casualidad me vino a la cabeza la eterna reflexión sobre lo pasajera que es la modesta gloria periodística.

Ortega Munilla es un ejemplo propicio. Periodista notable y novelista mediocre, entró en contacto con la familia Gasset, propietaria del diario “El Imparcial”. A finales del siglo XIX, el periódico lo dirigía Rafael Gasset, pero cuando fue nombrado ministro en 1900 la dirección pasó a Ortega Munilla, casado con Lola Gasset. Por aquellos años era la cabecera española más influyente. Cierto es que existía un elevado índice de analfabetismo en España (seis de cada diez habitantes en 1900), pero “El Imparcial”, aunque no podía leerlo la mayoría, lo seguían políticos, educadores e intelectuales, cuyas actividades sí afectaban al resto. El  diario  alcanzó su cima bajo su direc-

ción:  en sus páginas escribieron los me-

 

jores y de allí salieron textos converti- dos en clásicos. Él fue, sin ir más lejos, quien le encargó a Azorín en 1905 que recorriera la ruta manchega de don Quijote en el III Centenario del libro cervantino, no sin prevenirle tras abrir un cajón y ponerle en sus manos un pequeño revólver: “Ahí tiene usted ese chisme por lo que pueda tronar”. Para que los lectores actuales lo entiendan, Ortega Munilla fue un periodista que hizo valer su poder; temido y admirado a un tiempo. Su nombre, en cambio, sólo se recuerda ahora en círculos reducidos. Me pregunto quién se acordará, dentro de cien años, de Iñaki Gabilondo o de Jiménez Losantos.

 

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