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VIAJE A PEÑISCOLA

 

Como todos los años, en el mes de Octubre se realizó el viaje que subvenciona en parte la Asociación. En esta ocasión y debido al gran  número de solicitudes, más de 250 personas, fue necesario fletar cinco autobuses, por lo que se decidió organizar el viaje en tres turnos distintos desde el 22 de Octubre al 1 de Noviembre.

Como lugar de estancia fue elegido el GRAN HOTEL PEÑISCOLA, de cuatro estrellas, situado en primera línea de la playa y con unas magníficas instalaciones y unas habitaciones aún mejores, así como su comedor, con buffet libre.

Aunque lo obligatorio en el hotel era descansar, la mayoría de los compañeros aprovecharon las horas después de cenar para bailar, con música y conjunto en directo, o para jugar la partida de cartas o dominó, o simplemente charlar, hasta que nos cerraban el salón. Algunos, con el tiempo justito, se atrevían a jugar la partida incluso después de comer.

La tarde del día de llegada la teníamos libre, por lo que la mayoría pudo optar por pasear por Peñíscola o disfrutar de las instalaciones del hotel.

 

Al día siguiente visitamos PEÑISCOLA. La ciudad se sitúa sobre una península rocosa, en origen unida a tierra solamente por una franja de arena, lo que hacía fácil su defensa. Sobre la peña se levanta el casco viejo, en el que sobresale el castillo del Papa Luna, el cual visitamos con detenimiento disfrutando de sus maravillosas vistas; divide la costa de Peñíscola en dos mitades absolutamente diferentes, con amplias playas a ambos lados.

A caballo entre los siglos XIV y XV, el Cisma de Occidente marcaría la historia de la Iglesia con la presencia simultánea de dos Papas. Uno de ellos fue Pedro Martínez de Luna, más conocido como el Papa Luna. Sustituyó a Clemente VII como Papa en Aviñón con el nombre de Benedicto XIII, al tiempo que otro Papa se instalaba en Roma con la obediencia de ingleses, alemanes e italianos.

Desautorizado en 1411, el Papa Luna se autoexilió a Peñíscola asentando allí la sede pontificia tanto para él como para su sucesor, Clemente VIII, segundo Papa de Peñíscola, el cual, tras la muerte de Benedicto XIII, fue elegido por los partidarios del Papa Luna y gobernó entre 1424 y 1429. Su renuncia al cargo acabó con el Cisma de Occidente.

Paseando por el casco viejo pudimos contemplar “el Bufador”, que es una gran brecha entre las rocas por la que «respira» el mar en los días de temporal.

Por la tarde visitamos CASTELLÓN, ciudad abierta al futuro en la que se combinan amplias avenidas con calles y plazas recoletas. Con guía local recorrimos sus principales avenidas, pasando por el Parque Ribalta, lugar de encuentro y descanso de los castellonenses, hasta llegar al Santuario, ahora  Basílica, de la Virgen de Lledó, patrona de la ciudad, construido entre 1724 y 1766.

Después, callejeando, visitamos la Plaza Mayor, el Teatro Principal, el Casino antiguo, etc. para terminar en la plaza de la Iglesia Concatedral. De la antigua iglesia gótica del siglo XIV, destruida en 1936, tan solo subsisten sus tres portadas de acceso y algunos elementos constructivos y ornamentales. A un lado se encuentra el campanario, conocido como “ el Fadrí”. Es un edificio exento, de planta octogonal y cinco cuerpos. Este campanario es, actualmente, el símbolo de la Ciudad. En la misma plaza se encuentra el Ayuntamiento, de estilo toscano, construido entre 1689 y 1716, y el Mercado Central.  

El tercer día, por la mañana, y también acompañados por guía local, visitamos MORELLA, al norte de la provincia de Castellón, ciudad que aparece ante los ojos del visitante encaramada en la ladera de la montaña y con el encanto de sus murallas medievales y su castillo a más de mil metros de altitud. Como tantos otros pueblos del interior, y a pesar del impulso turístico, Morella ve descender paulatinamente su número de habitantes.

A la llegada pasamos al lado del acueducto de Santa Lucía, obra considerable de la ingeniería civil gótica del siglo XIV, por el que llegaban las aguas de las fuentes que abastecían a Morella.

En primer lugar visitamos el Ayuntamiento, edificio gótico de los siglos XIV y XV, pudiendo contemplar su vestíbulo así como dos salas del piso superior. Después visitamos la Iglesia Arciprestal de Santa María la Mayor, hito obligado para los amantes del arte. Esta construcción gótica reúne en una misma fachada la Puerta de los Apóstoles y la de las Vírgenes. Ya dentro, en la parte posterior del coro, se puede ver esculpido en forma de friso el Pórtico de la Gloria.  Algunas de sus joyas a destacar son la escalera de caracol por la que se sube al coro, el altar mayor, los tres rosetones con vidrieras originales del siglo XIV y el órgano.

Paseando por las calles, con algunas zonas porticadas, pudimos contemplar muchas casas solariegas con muros de mampostería vista y balconadas de madera. En los pocos minutos de tiempo libre nuestras mujeres se lanzaron a comprar productos típicos del lugar, como embutidos, quesos, dulces, etc. Por estar en obras no pudimos visitar el Castillo, construido aprovechando la roca.

Por la tarde, después de comer, y también acompañados por guía local, visitamos TORTOSA, la capital de la comarca del Bajo Ebro, en la provincia de Tarragona. Con una población de 33.700 habitantes en 2.005, constituye un importante centro agrícola, comercial e industrial. Su evolución demográfica presenta un lento crecimiento.

Comenzamos la visita por el Castillo, hoy Parador Nacional, impresionante fortaleza que domina la ciudad y el río. Los romanos levantaron sus primeras estructuras pero fueron los musulmanes, bajo el mandato de Abderramán III, quienes  le dieron forma. En su explanada se puede vez la Zuda, un pozo de gran diámetro y profundidad que en el año 944 se alimentaba de las aguas del Ebro. Reconquistado por Berenguer IV, el castillo fue ocupado por los Templarios, y en 1.294 convertido en palacio real. Jaime I lo eligió como su residencia favorita y desde allí preparó la reconquista de Morella y Peñíscola. A continuación visitamos la catedral de Santa María, cuya edificación se inició en 1347 y se consagró en 1597. Se calcula que su construcción, tal como la conocemos hoy, duró 412 años, comenzándose en estilo gótico y finalizando en barroco. La maqueta de esta catedral es impresionante, pero es impensable que algún día se termine de construir tal como se proyectó. 

El último día, y ya en viaje de regreso, paramos en OROPESA DEL MAR, y más concretamente en “MARINA D’OR”, una urbanización extraordinaria en donde pudimos pasear durante un buen rato y ver sus parques, hoteles, zonas de baño con todo tipo de instalaciones, tanto interiores como exteriores, comercios y servicios, etc., todo perfectamente cuidado y limpio. Comimos en el buffet de un hotel de cuatro estrellas que aún era mejor que el de Peñíscola.

Para despedirme creo obligatorio felicitar, en nombre de todos los compañeros, a la Vocalía de Viajes por lo bien organizado que ha estado éste, así como por el magnífico hotel elegido.                                                                                                   Carmelo Parrilla

 

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