Índice de Documentos > Boletines > Boletín Junio 2007
 

                   

                      ÁNGEL JOAQUÍN GARCÍA BRAVO

 

PODÉIS SEGUIR DICIENDO

 

    Podéis seguir diciendo que me afano

inútilmente, que soñé despierto

senderos imposibles, que no acierto

a despejar la duda que desgrano.

 

    Podéis seguir diciendo que es en vano

todo ese giro de mi rumbo incierto,

que nunca lograré llegar a puerto

y que no tiene fuego mi verano. 

 

   Que traigo un cardo nuevo, un nuevo espino

hincado en la esquivez de mi fortuna

y que siembro tristeza en mi solana… 

 

    Pero habréis de decir que, en mi camino,

voy dejando en silencio, una por una,

las huellas de mi ayer y mi mañana.

 

 

LA SOLUCIÓN DE TODO EN LA SONRISA

 

   No está la solución en el camino

ni está en pararse a descansar un poco…

No está la solución en este loco

y silencioso afán al que me inclino…

 

   No está en echar las culpas al destino,

ni en esta intrepidez a que me aboco…

No está la solución, no está tampoco

en sumergir mis cuitas en el vino…           

   No está la solución en esta prisa

de romper el dogal que me sujeta…

No está en interrogarme: ¿Cómo…? ¿Cuándo…? 

   Está la solución en la sonrisa

y en, puesto el rumbo a la lejana meta,

mirar al cielo y proseguir andando.

 

 

 

 

JOSÉ LUIS FERRÁNDIZ STURM

 

El joven del violín

 

¿De dónde vendrá la encantadora melodía

que escucho desde mi casa?,

me parece que viene de la ventana.

Me asomé y le ví,

un joven tocando en la calle un violín.  

Hay gente a su alrededor

que depositan monedas ante él,

mientras escuchan las notas,

escritas en su papel.  

      Otros pasan de largo,

los hay que van con prisa,

se paran un instante fugaz

para al músico escuchar,

y rápido se van

deseando haber estado un rato más.

 

      Bajaré de mi casa,

 

para seguir la música que me tiene maravillado,

y así ver al joven tocar su violín con agrado y,

cómo mueve y desliza los dedos de su mano.

 

Con agilidad toca el instrumento,

su mirada clavada en el pentagrama,

a la gente le encanta,

mientras yo disfruto como un niño cada momento.  

Unas monedas le voy a dar,

por tanto hacerme gozar,

las pondré en la funda de su violín,

y no me moveré de aquí,

hasta que se marche al fín,

a tocar a otro lugar,

para unos euros más ganar.

 

    Vive el joven de su violín,

haciendo a la gente feliz.

 

Volver