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AL HABLA CON …

 

JOSÉ ALMELA ALCÁZA R

 

                                                                                                                         Vicente Esteve

 

Los cargos en la Junta Directiva de nuestra Asociación no son vitalicios y cuando corres-ponde, por Estatutos, hay que renovarlos. Eso es lo que ha ocurrido con la Vicesecretaría, en la que ha habido relevo al salir nuestro buen amigo Emilio Galiana y cederle los “trastos” a nuestro entrevistado, que no es otro que el amigo Pepe Almela, al que le digo: - A esto le llamo yo “llegar y besar el santo”, ¿no?. Y me responde:

-Pues sí, ya que cuando aparecí por la Asocia-ción a entregar mi solicitud de ingreso, el Presi- dente Pepe Barberá me dijo si podía hacerme cargo de la Vicesecretaría, y acepté de buen gra do aun sin saber el alcance real del compromi-so que asumía. Pensé que me serviría para se-guir manteniendo alguna actividad y estar en contacto con los amigos y compañeros después de 33 años en la Caja. A día de hoy sigo pensan do lo mismo, porque ya estoy plenamente inte-grado y todas mis expectativas se están cum-pliendo. Mi agradecimiento, sobre todo a Emi-lio, por su paciencia en ponerme al día en mi cometido y al resto de la Junta por su compren-sión y el recibimiento que me han dispensado.

Pues dentro de tus obligaciones en el cargo está el darte a conocer a través de nuestro Bo-letín a todos los asociados, así que aprovecho para preguntarte: ¿quién es Pepe Almela?      -Soy un murciano, de Cieza, nací el 3 de febre- ro de 1947 y estuve en mi ciudad hasta los 12 años, en que me desplacé a la capital para estu-diar en los Maristas (interno) hasta acabar el Bachiller, y de allí al Instituto a sacar el Preuni- versitario y en la Universidad el Selectivo en Ciencias. De allí fui a Madrid para intentar sa-car la carrera de Arquitectura, que era lo que me gustaba, pero no pudo ser. Se me atragantó por diversos motivos, por lo que decidí pasar-me a Aparejadores porque me convalidaban unas cuantas asignaturas. Al mismo tiempo es-taba becado por la Caja para hacer unos cursos de Informática en el departamento de Educa-ción de IBM. Tuve un parón por el servicio militar que realicé en Alicante, el campamento,

 

y en Cartagena el destino.

Una vez acabado regresé a Madrid para con-tinuar mis estudios pero se presentó mi oportu-nidad cuando Antonio Gosálbez me posibilitó incorporarme a la Caja y sustituir a Rafael Gar- cía Aroca, que se incorporaba a la mili. Acep-té, y en 1974 me incorporé al Departamento de Informática, dependiendo, mira por donde, de Pepe Barberá. Recuerdo que lo componíamos Miguel Solera, Santiago Riera, Pepe Soler, Luís Amat y yo mismo como Operadores de los equipos, que entonces eran los 360-20 de IBM, ubicados en la Central de la calle San Fernando.

Participé como profesor en la Escuela de Informática CEIS durante 15 años, y llegué a ser presidente de la misma.

En 1978 me casé con Mª Lourdes Pérez Lozano y en el 79 empezaron a llegar los hijos. Tengo 4, la mayor, Marina, y tres chicos: Pepe, Miguel y Juan, que se llevan poco tiempo entre ellos.

En el año 82, cuando se trasladó Informática al centro de Agua Amarga, me incorporé al equipo de Planificación con Pilar Illán de Jefa. Pasé a depender de Pepe López al pasar a Sistemas y Comunicaciones hasta que me reclamó Alberto Hernández para el staff de estudios y de aquí, junto con Manolo Berná, pasé varios años en Pequeños Sistemas. Y para no hacer interminable mi relato de puestos he de decir que estuve en Soporte Técnico, Microinformática y Oficinas, y, como responsable de CAM Directo, en Desarrollo de Gestión desde su inicio hasta el 30 de septiembre de 2006, en que pasé a la situación de prejubilado. Y esta es mi vida, ¿qué más?

Así da gusto entrevistar. Pues mira, preguntarte por tus aficiones.

– No soy muy perseverante en mis aficiones. Hubo un tiempo que me dio por la electrónica, y de vez en cuando sigo con mis soldaduras, mis circuitos, mis condensadores y mis resistencias. Colaboro con la Obra Social y he participado en poner en Internet los fondos de

las 11 Bibliotecas que tiene la CAM, así como en el proyecto de préstamos de libros a los empleados mediante sistema informático, y ahora estoy colaborando en el proyecto de préstamo de libros a todos los socios de las Bibliotecas que no son empleados.

Y últimamente ¿lees mucho?

 – Hombre, la verdad es que no todo lo que yo quisiera, pero me gusta sobre todo la novela. Cuando leo alguna que me gusta suelo releerla varias veces, como me ha ocurrido con “Cien años de soledad”, de García Márquez, que me llegó a impresionar desde el primer momento.

Y de viaje ¿dónde irías?

 -Sin dudarlo a Madrid, para recordar viejos tiempos, beber cerveza y moverme por los si-tios de antaño. Estuve varios años, me gustó el ambiente en que me movía y guardo un grato recuerdo, por lo que no me importaría volver cuantas veces se presente la ocasión y así visita ría a los compañeros con los que todavía me relaciono. Pero reconozco que es más exótico el viaje al Caribe, que, por cierto, me tocó en un sorteo; recuerdo su cerveza “presidente” que, con el calor y la alta humedad del ambien- te, entraba sola. Bueno, acompañada de una buena langosta. Todavía hoy me relamo.

No tengo nada previsto porque ahora dedico a la familia el tiempo que durante la vida laboral no le he podido dedicar, y además voy a JubiCAM con frecuencia. Esos son mis viajes inmediatos.

¿Te encuentras en buen estado de salud? –Todo está normal, y contribuye a eso el que paseo con cierta frecuencia, ya que no puedo retomar el deporte que hacía de joven, que era el judo, en el que llegué a ser cinturón verde; así que aunque he ganado algo de peso consi-dero que es fenomenal la curva de la felicidad.

En aquellos años de tu juventud, además de judo ¿Qué hacías para divertirte?

 –Pues disfrutar mucho en los guateques que hacíamos en las casas particulares. Antes ape-nas había discotecas y, por supuesto, la moda del botellón ni existía. Creo que los jóvenes de ahora se han perdido una experiencia con el te-ma de los guateques de antaño. Siempre deci-mos que lo nuestro fue mejor, y en este caso posiblemente lo era, pero creo que si elimina-mos los vicios que hoy existen creo que tienen más posibilidades de pasarlo bien y divertirse.

 

Así lo veo en mis hijos.  El nivel de vida ha su-bido y lo noto también en el aumento de las asignaciones que los hijos van solicitando.

No tuve estudios musicales pero, sin llegar a ser un virtuoso de la guitarra, me defendía bastante bien. Me gustaban The Shadows, The Beatles y Los Brincos como conjuntos, y como solistas Adamo y el poeta de la canción Joan Manuel Serrat.

A pesar de llevar poco tiempo en la Asociación, cuéntanos tu impresión de lo que en ella has podido encontrar.

–He observado que cualquier actividad que se programa cuenta con la aceptación por parte de los socios, es decir, que considero que se hace lo que los socios demandan. Si viniesen con más frecuencia seguro que se abriría el local social más días a la semana e incluso por las tardes, pero comprendo que a veces no es fácil dejar el hogar aunque sea para reunirte con compañeros del trabajo.

Y para terminar ¿consideras acertada la masiva prejubilación?

 –La veo bien por los siguientes motivos: 1º) Tienes la posibilidad de elegir irte o quedarte. 2º) Representa un posible ahorro, o beneficio, a la CAM y 3º) los nuevos empleados llegan con una excelente preparación, con savia fresca y ganas de labrarse un futuro.

Pues nada, Pepe, que tu futuro entre nosotros sea lo más fructífero posible, porque veo que ganas de trabajar en tu nueva faceta de Vice-secretario no te  faltan. Has elegido la posibi- lidad de quedarte y seguro que obtendremos muchos beneficios de tu experiencia. Un fuerte abrazo.

 

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