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ALELUYAS

          Los muy mayores recordamos aquellas nubes de papelillos volantes que los fieles lanzaban al aire en la iglesia y en la procesión el Sábado Santo, que entonces era Sábado de Gloria. Las aleluyas eran una especie de estampitas toscamente impresas (xilografías) en papel barato, del que se utilizaba para prospectos callejeros, de colores amarillo, azul o rojo. Los dibujos representaban motivos de la festividad, explicados al pie en dos versos rimados en pareado. A principios del siglo XIX, la costumbre muy antigua de arrojar aleluyas en las festividades religiosas pasó también al ámbito civil, en conmemoraciones o visitas de altas personalidades generalmente. Sabemos que, curiosamente, una edición relataba la historia de un bandido famoso en aquellos tiempos.

 

         La tradición religiosa se cumple fielmente en estas aleluyas de las que es autor nuestro admirado poeta Ángel J. García Bravo.

 

P.Bosque

 

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