El rey preocupado llamó a un sabio de Oriente
con la esperanza de recuperar
de nuevo el encanto,
y el sabio llegó a la conclusión
de que alguien lo había hechizado.
Rápido preparó un brebaje
con el que untó el marco
y pronunció las
palabras mágicas:
“Zulú Shasha”
“Espejo encantado vuelve a mostrar bella a la gente y te
compensaré haciéndote más grande y brillante”.
Tras el acontecimiento
todos se querían de nuevo observar,
Pero fue Su Majestad el Rey el primero en probar.
¡Ah! ¡Qué horror! ¡Estoy calvo!
¡Mi barba desapareció y mi corona voló!
No fue lo único en volar
pues el sabio ya se hallaba
a muchas millas de distancia,
pues desde el principio sabía
que el espejo ya no sería
lo que fue en su día
Es más, sabía que cambiaría
pues era grande el odio
que al rey tenía.
Regresaba a tierras lejanas
montado en su camello,
con la corona real
como premio.