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Vicente Esteve

   AL HABLA CON...

ÁNGEL JOAQUÍN GRACÍA BRAVO

     Tenía mucho interés por conocer personalmente a nuestro entrevistado, pero, por motivos personales, me fue imposible trasladarme a su ciudad y tuve que enviarle las preguntas. Estas son sus respuestas:

     Sobre mis datos personales te diré que nací el 13 de diciembre de 1.928 en Cartagena, en la calle María del Arto, que luego se llamó del Arto, y después del Alto, porque algún concejal poco versado en la Historia Local creyó ver una falta de ortografía en lo que era el apellido de una ilustre matrona cartagenera. La calle ya no existe, y los inmuebles tampoco, pues aquella zona se ha transformado en una espaciosa avenida hacia la Universidad Politécnica.

     Estudié Primera Enseñanza en el Colegio “Patronato del Sagrado Corazón de Jesús” hasta el año 1.936. Residí dos años en San Juan (Alicante) y volví a Cartagena viviendo entonces en el barrio de Isaac Peral. En 1.939 me examiné de Ingreso en el Instituto y pasé a estudiar el Bachillerato en el Colegio de la Sagrada Familia - Hermanos Maristas. En 1947 obtuve el título de Maestro Nacional por el plan “Bachilleres Maestros” entonces vigente, y seguidamente inicié, y acabé, los estudios correspondientes a la licenciatura en Derecho en la Universidad Literaria de Murcia.

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     Estoy casado, tengo cuatro hijos y cinco nietos.

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     Mi vida laboral empezó en los años cincuenta cuando ingresé por oposición en la escala de Auxiliares Administrativos de la Caja de Ahorros del Sureste de España prestando inicialmente servicio en la Urbana 54, sita entonces en la calle de la Caridad y hoy en la del Duque, de Cartagena; pasé después a la Sucursal Principal Cartagena-2, calle de Jara-Aire, en la Secretaría, y luego a la calle Mayor, cuando se inauguró la nueva sede. Por aquellas fechas era ya Oficial 1º y allí comencé a simultanear la Secretaría con la Asesoría Jurídica y la asistencia al Aula de Cultura “Antonio Ramos Carratalá”. Años después, y tras la reforma del inmueble, pasé a ocupar un puesto en el Escalafón de Personal Titulado, hasta mi Jubilación como Titulado Superior “A”.

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     ¿Cuándo te llegó la Jubilación?

     Creo que fue en el año 1.996, porque luego continué unos años prestando servicio como Letrado, mediante una “iguala”.

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     Coméntanos alguna de tus aficiones

     Sobre todo dibujo y pintura (fue mi padre, Diego García González, quien además de ejercer su profesión en el Cuerpo de Oficinas de la Armada, cultivaba las Letras y había cursado estudios de Bellas Artes en Cádiz y en Madrid, quien me inició), también escribo -poesía y prosa-, colecciono -vitolas y monedas-, y he hecho algunas prospecciones arqueológicas con éxito. He trabajado algo en teatro, pues he hecho el Andrea Strozzi en “El Cardenal”, el Chacón en “Los Chatos”, el Agelini Sansón en “El Verdugo de Sevilla” y el Caifás en “La Divina Víctima”. Me gusta la lectura de libros sobre Historia y Arqueología, ah! y algún cómic que otro (que yo también los dibujo y escribo).

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    ¿Qué viajes recuerdas con agrado?

     Sin duda los que han significado algo en mi vida. Toledo, Teruel y Burgos donde obtuve sendos premios literarios; Utrech por asistir a la ceremonia del doctorado en Biológicas de mi hija mayor; Alcoy donde conseguí el premio de poesía Reyes Magos, y así un largo etcétera.

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     ¿Y anécdotas?

     Así, “a bote pronto” –aunque hay muchas más-, recuerdo el premio Piña de Bronce, de Riopar; habíamos comido en un parador y reposábamos al otro lado de la carretera, junto al río Mundo; nos alertó el mugido de un toro. Resulta que allí celebran algo así como unos San Fermines y, después de la “carrera”, la manada iba a abrevar. Nos sorprendieron en la orilla del río; menos mal que pudimos refugiarnos en una furgoneta…después nos reímos, pero lo pasamos de aúpa.

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     ¿Qué enfoque le has dado a tu tiempo libre?

     No he parado desde mi jubilación de escribir, pintar, dar alguna charla que otra.., o sea, que prácticamente no se puede decir que me sienta jubilado. Eso sin contar mi “ejercicio de la profesión” de abuelo de cinco nietos como cinco soles. Además tengo muchas ideas, proyectos en concreto… en realidad llevo ya señalizada mi ruta merced a mis cargos actuales en la sociedad cartagenera: soy Protector de la Casa de Ancianos de las Hermanitas de los Pobres del barrio de la Concepción, y del Comedor Infantil de la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús - San Diego; presido el Patronato de los Juegos Florales Jacobeos; en las directivas de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Cartagena y de la Asociación Premio Procesionista del Año de la Ciudad de Cartagena, tengo el cargo de Consejero de Arte, y soy Jurado de los Juegos Florales del Campo de Cartagena. Como ves no tengo tiempo de aburrirme.

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     Y la salud ¿cómo responde?

     Pues estupendamente; no tomo “pastillas” salvo en casos excepcionales. Bien es verdad que en los años 2.001 (junio) y 2.002 (febrero) tuve que entrar “en dique”. Primero me estirparon la cuerda izquierda y media cuerda derecha, y en segundo lugar parte del suelo de la lengua y algunas glándulas, pero está más que superado, gracias a Dios; además di clases de logopedia con una “profe” excepcional y todo va a las mil maravillas. Eso sí, desde entonces no me llevo un cigarrillo a la boca, pero me desquito tomando caramelos que me gustan mucho.

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     Como nuestra entrevista coincide en el tiempo de la Semana Santa, me atrevo a preguntarte si encuentras diferencias, en su celebración, entre el ayer y el hoy.

     Escribe Alfonso Ussía en su libro “Tratado de las buenas maneras” que “antes la Semana Santa daba mucho de sí y ahora, en cambio, da mucho de no”. Con la advertencia de que soy Procesionista hasta la médula, desde niño, Comisario General Marrajo, Mayordomo de Honor Californio, Consiliario de la Cofradía del Santísimo y Real Cristo del Socorro y Hermano de Honor de muchas Agrupaciones, que pregoné la Semana Santa por los micrófonos de Radio Murcia y de Radio Nacional de España en los años 70, que fui elegido “Procesionista del Año en 1.986 y Pregonero Oficial de la Semana Santa en 1.988, hago constar que el referido tiene razón: las procesiones son maravillosas, -y las de mi tierra más, modestia aparte-, pero había que mirar atrás y recuperar antiguas costumbres para vivir la Semana Santa –sin oscurantismos-, como debe ser… porque corremos el riesgo de que se queden solamente en la maravilla exterior.

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     Gozo todos los meses leyendo tus poesías en las páginas de nuestro Boletín. ¿Desde cuándo te dedicas a la poesía?

     Desde el Bachillerato; tuve la suerte –tuvimos la suerte- de que nuestro profesor de Literatura en el Colegio de los Maristas, durante casi los siete años, fuese el Hermano Teófilo Blanco, un gran poeta y un eminente literato. Él dejó la semilla en todos nosotros, dio fruto en unos y en otros no, pero pienso que quedó algo en todos. Desde luego, en mí germinó. Fue en uno de los cursos cuando escribí mi primer poema; “hice” en verso la redacción de aquella semana: el tema era “la guerra” y yo escribí -aún recuerdo el principio-, “Hay dos guerras en el mundo –dos guerras que lo desgastan-, una la guerra del cuerpo, otra, la guerra del alma…” Fue, si no recuerdo mal, mi primera poesía. También, en el último curso se me encomendó el poema de despedida. Empezaba: “Ha llegado de nuevo el verano –es la ley inmutable del tiempo…” y publicamos una revistilla humorística en verso “Amor, amor, amor –Los amores y amoríos- de los grandes y los críos” que gustó al profesorado cuando nos pillaron, pues era medio clandestina.

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     ¿Es difícil escribir poesía?

     Tal vez, pero “sale de dentro”, pienso que es como el latido del corazón o como la respiración -al menos para mí-, ¿cuesta?, sí cuesta, pero es como un alumbramiento, cuesta, tal vez duela, pero es gozoso, ¡como un parto!

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     Y ¿cómo se puede llegar a ser un buen poeta?

     Sintiendo, estudiando (preceptiva literaria) y escribiendo. “A caminar se aprende caminando…” (esto lo escribí yo una vez).

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     El poeta ¿nace, o se hace?

      Nace. Luego se perfecciona.

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     ¿Cuánto tiempo dedicas actualmente a escribir?

     No lo sé. Cuando escribo, y cuando pinto, se me ponen a trabajar mis células grises (esto es de Hércules Poirot) y se me paran los relojes.

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    ¿Continúas escribiendo con el mismo ahínco que al principio?

     Por supuesto que sí.

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     Y ¿cómo descubriste que te gustaba, y además, que lo hacías bien?

     La verdad es que descubrí que me gustaba, pero no se cómo, y que lo hago bien todavía no lo he descubierto.

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     ¿Consideras que la inspiración existe, o los buenos resultados son consecuencia del trabajo?

     Existir, existe, pero el trabajo la ayuda.

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     ¿Cuál es tu último trabajo literario?

     El último está por llegar. El más reciente, en clave de humor, “Rimas siempre en consonante, con el Código delante” (son 85 sonetos al Código Civil, algunos con estrambote) que está pendiente de un “mecenas”. También un par de poemas a alguna agrupación cofradiera. Precisamente hoy, hace apenas unos minutos, acabo de hacer entrega de un “prólogo” para el libro: Sinonimorum de San Isidoro de Cartagena, que van a reeditar los Portapasos-promesas de la Santísima Virgen de la Piedad (Marrajos).

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    ¿Cuáles son tus poetas preferidos?

     Gustavo-Adolfo Bécquer, Rubén Darío, Gabriel y Galán, Rosales, Sánchez Mazas, Dionisio Ridruejo, José María Pemán, Espronceda, Lope de Vega, Fray Luis de León, García Lorca, Miguel Hernández…

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      Por favor, para terminar: si te digo JubiCAM y Amistad ¿qué contestas?

.   Entrar al corazón de los amigos/ Suprimiendo silencios y distancias,/ Olvidarse del yo, pensar en otros/ Sin reservas, ni envidias enconadas/ Y darse, darse siempre, sin reservas,/ Sin reclamar, por nuestra entrega, nada./ ¡Se pueden derribar tantas fronteras/ Con un poco de amor, y una palabra!

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     Ángel, mi reconocimiento y una sola palabra GRACIAS.

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