Manuel Sánchez Monllor
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ELECCIONES
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Todos tienen muy claro que saldrá elegido su candidato. Argumentan buenos motivos para ello. Julián, el Conserje, le dice a doña Paquita que no puede ser de otro modo: todo lo indica. Él oye a unos y a otros y ha visto durante estos cuatro años como han discurrido las cosas, y, además, los resultados de la gestión –dice- son una evidencia. Doña Paquita, sin mirarle a la cara, con los ojos entornados, se siente obligada a decirle algo:
- Claro, Julián, usted siempre acierta.
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- Si, doña Paquita, hay muchas cosas por hacer y sólo quien Vd. sabe lo puede terminar bien.
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Doña Paquita le mira ahora: ¿Quién yo sé?
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- Claro, no me diga que no sabe lo que quiero decirle.
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La señora se ve forzada a manifestarse de forma complaciente, y con gesto asertivo y mirada hacia el techo afirma -Sí, sí, no tengo ninguna duda-. Doña Paquita cree haber cumplido con su deber al no contrariar al Conserje y se aleja pensativa...
Julián espera que don Artemio salga a las cinco, como tiene por costumbre. Quiere consultarle sobre lo que le preocupa. Cuando don Artemio, con su figura patricia, con sus gafas de concha y su cartera negra, se dispone a salir Julián le aborda:
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- Buenas tardes don Artemio. Quería conocer su opinión dadas las fechas en que estamos.
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Don Artemio se detiene y espera que el conserje le exponga el asunto que al parecer tanto le intranquiliza. Julián, sin circunloquios aborda lo que le inquieta:
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- Usted sabe como está lo de la vivienda y que lo del agua es un problema muy serio. Esto así no puede seguir. Pronto van a haber elecciones y estoy preocupado por lo que pudiera pasar.
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- Querido Julián, todo saldrá bien, ya verá usted. No debe inquietarse. Ya sabe lo que dijo Cervantes: Donde una puerta se cierra otra se abre.
Julián ha escuchado a unos y otros, le faltan seis años para la jubilación y lo que acontezca será determinante para su bienestar. Lo ha dicho muchas veces a su mujer: Si, Carmina, si; o cambia todo ahora o pasaremos unos años duros. Si yo pudiera hacer algo tengo claro, muy claro, qué haría, pero... ¡depende de tantos!
El día señalado para las elecciones se acerca y Julián pasa sus horas intranquilo, desasosegado, pensando en ello. Si eligieran a don Mariano todo se arreglaría, pero en caso contrario…
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Fue un día agitado hasta que el último votante introdujo su papeleta en la urna. Julián estuvo nervioso, no comió apenas, caminó apresurado de un lado a otro y se mostró huraño en todo momento.
Efectuado el escrutinio, el Presidente de la mesa, puesto en pie, declaró solemne que don Mariano Bendito de Buenafuente había sido el más votado y por tanto sería el nuevo Director del Instituto. Julián, al oírlo exclamó con júbilo: ¡Por fin la casa del conserje en el instituto tendrá baño y agua caliente! Doña Paquita, don Artemio y los demás profesores allí reunidos sonrieron.