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Toni Gil

CUANDO CAAM PERDIÓ UNA "A"

     “Salinas anduvo lentamente por el paseo de Colón. Las ideas se iban sedimentando en su mente. “Debo empezar la investigación sobre los consejeros del banco -se dijo, y luego pensó-: Mañana por la mañana veremos lo que dice Lozano sobre el diario de Muns.-El abogado ya daba por sentado que aquellas páginas procedían de su diario-. Debo iniciar la investigación a los miembros del Consejo escuchando la opinión de alguien que los conozca bien y al mismo tiempo sea natural... ¿Quién me podría dar ese tipo de información? ¿Quién? –Tras media hora de paseo ascendente por las Ramblas, llegó a una conclusión-: Ya lo tengo, Coll es mi hombre: es consejero de la Caja de Ahorros Mediterránea. Desde las Cajas se sabe todo, pues no hay quien pase de sus créditos o hipotecas”.

     Debo aclarar, antes de continuar, sufrido lector, que soy bastante aficionado a la lectura de novelas del llamado genero policíaco; que de cuando en cuando, en alguna feria del libro de viejo o en alguna librería adquiero ejemplares más o menos antiguos para mi muy modesta colección. Siempre tengo varios por leer, así que en las pasadas fiestas navideñas, entre bocado de turrón a la piedra y polvorón, me tragué en una tarde “Anónimos contra el banquero” de Pedro Casals, una trama a caballo entre Madrid y Barcelona, con un banco por en medio, con su asesinato y todo, y en el que un abogado ejerce cuasi de investigador privado.

 

     Lo curioso es que el ejemplar que he tenido en mis manos está impreso por Plaza & Janés en febrero de 1995 pero la referencia de su copyright es de 1984... ¡cuatro años antes de que se creara la CAM!

 

     Quizá sea buena esta ocasión para compartir la experiencia que vivimos un equipo de trabajo a mitad de 1987, cuando a raíz del proyecto de lanzamiento de una nueva tarjeta de crédito en la CAAM se planteó la dispersión de logos y aplicaciones que en el campo del diseño estábamos sufriendo. No éramos una isla desierta: salvo algún caso muy concreto, en nuestro sector no existían apenas modelos aplicados de imagen corporativa.

 

     Tras un concienzudo informe, obtuvimos luz verde para seleccionar una empresa que nos desarrollara una nueva imagen corporativa. Es el momento en el que quiero hacer especial mención de mi buen amigo, compañero y colega también en este boletín, Demetrio Mallebrera. Él elaboró un brieffing que entregamos a seis empresas: tres españolas y tres extranjeras que habían desarrollado algún proyecto en España. El proceso de selección, que presidió Jorge Abad y que confió siempre en nuestro criterio profesional, nos llevó a Taula de Disenny, de Barcelona.

 

     Varios meses de trabajo, ora conjuntamente, ora su director José María Civit con su equipo, devinieron en nuestro actual nombre. (Otra interrupción para recordar la valentía en asumir el resultado del proyecto por parte del entonces director general, Miguel Romá, y del presidente Román Bono, ante un cambio tan radical como el que se propuso).

 

     El próximo  14 de abril se cumplirán 20 años del nacimiento de la CAM, cuya presentación –muchos la recordaréis- tuvo lugar en el Pabellón Municipal de Elche. Pero esa es otra historia...

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