Navidad no es una fecha
de zambombas y algazara,
ni un hito más en la Historia,
ni una anécdota sagrada,
ni un viejo Papá Noel,
ni un árbol con luces blancas.
Navidad, piénsalo amigo,
es rectificar tus ansias
y recomenzar la senda
que, con tu vida, iniciaras.
Estrena nueva sonrisa
en tus labios, en tu alma;
vuelve, de nuevo, a ser niño
bajo la Estrella de plata
y, en tu corazón, con muchas
cosas pequeñas, prepara
para Jesucristo Niño
una cunita de nácar;
adecua blancos pañales
y blancas, y suaves, sábanas…
Prepáralo todo bien
para que Jesús te nazca.
Porque, de que seamos todos
como Dios quiere, y demanda,
dependen cosas muy grandes
y realidades muy altas.
Vuelve a ser niño, y escucha
las angélicas cantatas.
(En el “Belén” del Sagrario
Jesucristo nos aguarda,
y nos solicita asilo
muy dentro de nuestras almas,
escondido en el Pan Ácimo
De la Hostia Consagrada)
¡¡Que no se quede Jesús
sin albergue y sin posada!!