El día que nací
sonaron las campanas,
repicaron con brío
todas alborozadas
y fue un día de fiesta
que todos celebraron.
En las casas, en la Iglesia,
los cánticos volaron
y alegres las rondallas
las calles pasearon.
Las calles de mi pueblo
se vistieron de blanco
como una hermosa novia
o un enorme sudario
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Hacía mucho frío,
la nieve fue bajando,
y así cubriendo el pueblo
bajo su puro manto.
Pero a pesar del frío
todos lo festejaron.
El día que nací
sonaron las campanas,
música y alegría
en el cuerpo y en el alma.
No lo hacían por mí,
no valía la pena,
lo hacían porque era
la hermosa Noche Buena.
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