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Ángel J. García Bravo

"IRÉ A MI PADRE Y LE DIRÉ..."
(Lc. XV 18)
(por Ángel J. García Bravo)


     Señor:

 

     Yo soy el mismo, -con más canas

y más peso en el alma, y más cansancio-,

que imaginó la vida de otro modo,

lejos de Ti, Señor, absurdamente

y quiso deshacer Tus Ataduras

para sentirse libre, haciendo aquello

que le gustaba hacer, sin más razones…

 

     Soy el mismo, Señor -con más fracasos

y más desilusión en la memoria-,

que, imaginando nuevas armonías,

dejó Tus Mandamientos incumplidos

para verter errores en su copa…

 

     Hoy me queda, de todo lo pasado,

algo como un horror en la conciencia

y algo de hiel y acíbar en mi boca

que buscaba dulzuras infinitas,

porque, en una tristeza de silencios,

sin paz y sin amor, y sin auroras,

me he sentido engañado por mí mismo

y he sentido morir mis ilusiones…

 

     En una noche, Dios, interminable

lloré muchas traiciones reiteradas

y me supe de barro, recompuesto

después de haberse roto en mil pedazos.

 

     Pero yo soy el mismo que algún día

quiso recomenzar y se vio envuelto

en sus faltas, de nuevo, y en su angustia…

 

     Pero yo soy el mismo…        Con más canas

y más peso en el alma, y más cansancio…

¡Piénsame como siervo que en Tu Casa

-¡hace ya tiempo que negué ser hijo

y no merezco ya llegar a serlo!-

estaré tras el último de todos

para servirte y adorarte siempre

sin ofenderte más.

 

     ¡Quiero sentirme cerca de Tu Gloria

aunque sea en el umbral, que no merezco

otra cosa de Ti, por mis acciones!

 

     No pido más que Tu perdón, Dios mío…

¡Arráncame de tanta indiferencia

para que empiece a renovar mi surco…

¡Que soy el mismo, Dios, que soy el mismo

con más peso en el alma, y más cansancio!

porque Tú, mi Señor, lo sabes todo

y sabes, -¡Tú lo sabes!- que te amo.

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