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VIVR CON PACO

(por la transcripción Francisco Mira Alfonso)

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     Hola. Soy Uke, un perro muy pequeño y con mucho pelo, peso dos kilos. Mi dueño es Paco. Digo mi dueño porque él me compró, pero realmente es mi “padre”. Nací en agosto de 2000 y en octubre estaba en una jaula de una tienda. Entró Paco con su mujer y me compraron. Paco me llevó a casa protegiéndome bajo la solapa de su abrigo. Esa misma tarde me llevaron al veterinario y me hizo un reconocimiento general y me puso todas las vacunas necesarias. Tengo un buen pedigrí. Mi abuelo fue campeón de belleza en un concurso de perros.

 

UKE     Así empezó mi convivencia con Paco. Me enseñó sin pegarme a que mi pipí y mi caquita no lo hiciera en casa. La casa es confortable y yo tengo una camita al lado de un radiador de calefacción.

 

     Empecé a conocer a toda la familia. A la nieta mayor (bueno, la nieta de Paco); ella me quiere mucho y me enseñó a lo que decía “hacer circo”. Cogía un trozo de patata y lo ponía a una altura a la que yo no alcanzaba. Yo me ponía de pie apoyándome en mis dos patitas traseras y ella le daba vueltas al trozo de patata y yo daba vueltas sobre mí, hasta que ella finalmente me daba la patatita.

 

     Otros nietos (de Paco) son los que viven en Valencia. Cuando vienen a Alicante me sacan a paseo y se turnan llevando mi correa. Cuando estamos en casa me encanta ponerme junto a ellos en el sofá. No así con la pequeñita (que tiene dos años) porque ella cree que jugar es tirarme de los pelos. Cuando quiere acercarse a mí yo me escondo.

 

     Cuando descubrí que Paco estaba muy triste, me esforcé no solo en darle compañía sino también mucho cariño. Y creo que lo he conseguido.

 

     Pasamos, Paco y yo, el verano en la playa. Una casa sobre la arena y allí lo paso genial corriendo por la playa y jugando con los muchos niños que allí hay.

 

     Hace poco vi a Paco llegar a casa con una especie de jaula. Yo sabía que se iba de viaje, pero lo que no podía imaginar era que la jaula era para mí. Cogió su maleta, a mí me metió en la jaula y subimos al tren. Íbamos a Valencia y, al llegar, nos estaba esperando el hijo de Paco. Nos trasladó a su casa y al principio estuve algo desorientado, hasta que fui conociendo todas las dependencias y el sitio donde me pusieron el agua y la comida.

 

     Quiero hacer una reflexión: cuando oigo la radio y veo la televisión me entero de que hay personas que tienen animales de compañía (perros, gatos, periquitos, loros, etc.), y cuando terminan sus vacaciones, los abandonan a su suerte, que casi siempre es mala. Yo quisiera que estas personas pensaran que los animales también tenemos sentimientos, y que lo pasamos bien con las cosas alegres y nos entristecen los malos momentos. Exactamente igual que a ellos les pasa. A ver si reflexionan y se acaban de una vez por todas estos abandonos. Así lo espero.

 

     Un saludo a todos los que hayan tenido la paciencia de leerme, y para Paco todo mi cariño.

 

Uke.

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