Busco la paz ardientemente, amigo
porque, para los dos, la paz espero.
Detén tu prisa un poco, que te quiero
decir cómo es la paz que yo persigo…
La paz para los dos, en mí y contigo,
fundiendo tu sendero y mi sendero
en los crisoles de un afán sincero.
¡Ven conmigo a buscarla!... Ven conmigo
para poner la paz en nuestras vidas,
en nuestro caminar, en nuestros brazos,
en todo nuestro ser y en su latido…
Después, los dos, las manos extendidas,
sembraremos, sin pausa, en los abrazos,
ese hallazgo de paz que hemos tenido.