Índice de Documentos > Boletines > Boletín Julio 2010
 

 

MI TRAJE DE FIESTA
(por Gaspar Pérez Albert)


     En una anterior colaboración, titulada “El olor de la madreselva”, intenté describir las circunstancias que me hicieron perder el miedo, y propiciaron mi atrevimiento, comenzando así a escribir, lógicamente, como Dios me dio a entender. Ahora pretendo explicar los motivos que me empujaron a escribir textos en verso, es decir a intentar crear estrofas, con rima naturalmente, y formar con ellas lo que pudieran ser de algún modo, poemas.

   

     En otra de mis visitas a mi casa natal, en mi pequeño pueblo, revolviendo papeles en una vieja cómoda que allí existía, encontré un cuaderno con  ejercicios de Lengua y Literatura de mi época de estudiante y algunos de ellos consistían en crear y escribir diversos versos y estrofas. Me llamó la atención ver cómo yo había sido capaz de montar algunas estrofas, de diversas modalidades y, aunque mediocres en su lenguaje y contenido, mantenían su rima y su medida. Sin salir de mi sorpresa, me pregunté si sería ahora capaz de volver a hacer lo mismo. No llegué a contestarme a mi pregunta. Sin embargo, en los días siguientes, poco a poco, empezaron a aparecer en mi mente pensamientos comprometedores, que me retaban a intentar de nuevo a escribir en verso y así empecé a darle vueltas al asunto y me atreví con algunos versos y poemas cortos, no sin gran esfuerzo. Yo hasta entonces solo había escrito mi libro ya citado al principio y, repito, como Dios me dio a entender, lo cual tampoco me servía de base ni ayuda para iniciar tal reto. He leído en un libro que contiene muy bellos poemas, que la poesía no es más que la prosa en traje de fiesta. Me parece muy acertada tal afirmación, y siendo así, yo, que en mi vida he vestido de fiesta, salvo en contadas y obligadas ocasiones, y me enfrenté a una tarea muy difícil que  tal vez no sería capaz de llevar a cabo de forma medianamente regular. Pero, tal vez por ofuscación o cabezonería, logré empezar un largo poema que titulé ¿Por qué? y que encabeza mi primer libro, -sin publicar, por cierto- aunque lo he dado a conocer a amigos, seres queridos y allegados, así como a personas conocedoras y amantes de la poesía. Todos han reconocido,  cuando menos, mi gran esfuerzo para escribirlo. Se trata de un largo poema, en el que reflexiono sobre diversos temas, sin ánimo de molestar a los posibles lectores.

  

     Aparte de esto, se han publicado algunas colaboraciones mías, en verso, en algunas revistas modestas y poco a poco he ido venciendo mis miedos. Ahora aporto alguno de mis trabajos en los que he  puesto todo mi corazón y mente a este Boletín.

  

     Hay algo más. Al mismo tiempo ha nacido en mí el gusanillo de la poesía, es decir, de adquirir y leer libros escritos en verso, que, cada vez más, me apasionan. Parece raro a mi edad. Es sin duda una afición -no diré vocación- tardía. No obstante, seguiré leyendo y escribiendo versos, siempre que pueda y hasta que Dios quiera y así me iré contestando a mi pregunta de si soy capaz de hacer -poéticamente hablando, claro- lo mismo que hacía en mis años de estudiante.

  

     Esta historia, junto con la que les conté en “El olor de la madreselva” vienen a ser una especie de “currículum literario” -modestísimo-, además de mi carta de presentación a los lectores del B.C.I. de nuestra Jubicam. Seguramente debí hacerlo al iniciar mis colaboraciones, pero no pudo ser, porque mi primera vez surgió de una forma totalmente casual e imprevista.

Volver