A la hora de opinar
nada hay extraordinario;
ante lo que unos dirán,
otros dirán lo contrario.
Para bien o para mal,
las ideas positivas
casi siempre chocarán
con otras más negativas.
Quien cree que todo es bueno
y el que todo lo ve malo,
ninguno estará en lo cierto
ni tampoco equivocado.
Pues nada hay absoluto
ni es al cien por cien exacto,
todo depende de un punto
de vista fiel y acertado.
Es muy difícil medir
cada circunstancia o hecho
y no se suele emitir
opinión clara al respecto.
Y no debemos juzgar
guiados por la opinión
puramente personal
y sin usar la razón.
|
Tampoco hemos de opinar
influidos por afectos
ni mucho menos hablar
de lo que no conocemos.
Si hablamos por no callar
y citamos a personas,
deberemos meditar
mucho, antes de abrir la boca.
Si hablamos de corazón
de quien de verdad queremos,
impedirá la pasión,
poder ser siempre sinceros.
Y si de un tema tratamos
y queremos explicarlo,
sin duda, antes precisamos
análisis necesarios.
Por eso en vez de expresar
nuestra opinión sobre algo,
será mejor exclamar,
muy claro, “sin comentarios”.
|